Los rombos de fondo en la canción 'AKLR'. Óscar Cubillo

Fin de ciclo de Belako

Antes de retirarse a sus cuarteles de invierno, el cuarteto de Mungia dio su último concierto en España en el BEC, en el Maratón de la EiTB, ante mil y pico almas

Domingo, 13 de octubre 2019, 17:21

El sábado se celebró en el BEC el sarao 'EiTB Jaia 2019', y la emisora juvenil del entramado público, Gaztea, montó por la noche su 'Concierto Imagin Gaztea', un cartel triple abierto por los Rural Zombies de Zestoa dando el último concierto de su trayectoria; la grácil y políglota cantautora pop vizcaína Izaro, que va adquiriendo la necesaria seguridad escénica y que paradójicamente obtuvo su mayor respuesta en las canciones en castellano; y los Belako de Mungia dando su último concierto en Euskadi y en España antes de viajar a México durante una semana para dos festivales y recluirse a la vuelta en sus cuarteles de invierno para preparar nuevas canciones.

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En el pabellón Cubec, donde se desarrolló el concierto, hubo poco más de mil personas. De los 12 euros que costaba cada entrada en la anticipada, 3 se derivarán al 'EiTB Maratoia', que se enfoca en la lucha contra el cáncer infantil y ya lleva veinte ediciones. Los katxis de cerveza salían a 8 euros, o sea un precio asumible.

El sábado noche Belako dieron un buen concierto, pero el de menor nivel de los que les hemos visto desde que han crecido como grupo en directo, lo cual sucedió durante la gira de su último álbum, 'Render Me Numb, Trivial Violence' (18), cuando dejaron de intercambiarse instrumentos en escena (con lo que esto conlleva respecto a los parones y a la solidez del repertorio) y cuando la cantante, Cris, se centró en el micrófono y en bailar.

No obstante, Belako en el Cubec dieron un concierto correcto, sin más, lastrado por la técnica (bajo volumen general, sonido mate), con ellos distraídos por ciertas circunstancias (los problemas con el bajo de Lore que no hizo sino pedir ayuda cada dos por tres, el cuidado de Cris con su bonito vestido rosa de fiesta al que constantemente subía los tirantes y bajaba la falda -¿cómo dice nuestra amiga La Reina?, ah, sí: se me caen los tirantes por los hombres, digo, por los hombros-, la guitarra de Josu que nunca se impuso…), y la propia concentración de los ejecutantes, que se hallan en otro estadio mental de su carrera (pensando en el próximo disco, pues este concierto les cayó de repente). Hum... Belako se han tirado un año largo dando conciertos en caída libre, sin importarles si había red, pero el sábado parecieron evolucionar como paracaidistas vigilando su descenso.

Como sucede últimamente, el baterista Lander fue de lo mejor del concierto de Belako, aunque la falta de volumen tampoco le ayudó. Y así, huyendo premeditadamente del sonido a tope (hum… con Izaro y en las canciones de Itoiz que pincharon durante el cambio de grupo de notaron rebotes de las baterías en el BEC) y con la mezcla bastante apelmazada, Belako tocaron 15 temas en 55 minutos en los que, para no variar, se comunicaron mediante gestos y cucamonas con las primeras filas, plagadas de amigos suyes: a Lore se la vio lanzando un beso con los labios, a Cris encogerse de hombres, a Julen girar su mano como diciendo nos vemos luego y, al final, tras la foto de los saludos de los cuatro, a Cris lanzar besos y señalar a alguien como diciendo para ti, para ti.

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Josu (guitarra), Cris (voz), Lander (batería) y Lore (bajo). O.C.

El volumen fue bajo, los efectos del repertorio irregulares y la gente explosionó en el tercio final, con chicas y chicos haciendo surf sobre las cabezas del gentío, formando circulitos de pogo y coreando con más énfasis las canciones. Tras una intro instrumental en trío algo Actors apareció la cantante en plan estelar, pidió al público «las tías delante, por favor», y las primeras dianas fueron 'Over the Edge', con los saltos de Cris, y el miedo adolescente de 'Haunted House', ambas con menos pegada que en ocasiones anteriores debido al volumen, asunto sobre el cual no volveremos a incidir.

Belako oscilaron entre el after punk ('AKLR') y el metal tipo Lukiek, el grupo paralelo del guitarrista Julen ('Eat Me!'), picaron en el existencialismo adolescente (muy ''Blade Runner' y vía 30 Seconds To Mars su canción 'Mum', de lo mejor de su sesión también), Cris entonó con gelidez teutona ('Track Sei') y de seguido se adaptaron a los lapsos bailongos de Shaka Ponk ('Nice Church'). Así hasta adentrarnos en el tercer tercio con un fárrago cuasi aleatorio de pop a su manera (la vulnerabilidad de 'Render Me Numb', el baile de 'Lungs'), los intentos de crear himnos (el planeador 'Sea of Confusion' con sus postreros coros hey-lalaralá en plan 'Metrópolis'), otro hachazo a lo Lukiek o Berri Txarrak cantado por Julen y sin Cris en escena ('Zaldi Baltza') y el adiós con la versión de Nina Simone 'Sinner Man', buscando el groove de la rave mediante bastantes pregrabados, entre ellos el piano.

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No estuvo mal, pero a Belako se les puede exigir un extra. Y más si lo comparamos con esa vez que les vimos en el BEC, en el sexto festival BIME, hace un año. Ahora la incógnita es si su próximo disco se decantará por las guitarras furiosas o incidirá en los pregrabados sintéticos. Crucemos los dedos.

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