Fiesta nostálgica con Camela a golpe de hit

Con Camela la fiesta está siempre asegurada. Lo mismo en una discoteca, que cuando lo pincha el dj de un festival indie o se escucha en la feria, en la zona de los autos de choque. El dúo madrileño dejó claro este viernes en Bilbao que cuenta con uno de los públicos más fieles y transversales del panorama nacional. Miles de personas corearon todas las canciones de la banda, que celebra 30 años sobre los escenarios. «Y eso que parece que empezamos ayer», remarcó Ángeles.

Sin el aval de la crítica y los galardones, Camela llegó a lo más alto hace años. Ahora disfrutan de algo parecido a una segunda juventud, en la que están llegando a escenarios en los que hasta relativamente poco no parecían tener hueco. El dúo madrileño es la banda española que más discos ha vendido solo por detrás de La Oreja de Van Gogh. «Nos preguntáis mucho por qué no tenemos un Grammy. Nos habría gustado que nos nominaran, simplemente para ir. Pero no nos ofende para nada porque gracias a vosotros tenemos el mejor premio de la música, vuestro cariño, y esa es la estatua más bonita de todas», agradeció Ángeles.

Empezaron fuerte. Tras un vídeo recopilatorio en el que agradecían la fidelidad de sus fans -había en Miribilla una horquilla de edad de más de setenta años- sonó 'Corazón indomable', una de esas canciones que se sabe hasta el que cree que no se la sabe. Ángeles y el Dioni, arropados por cinco músicos, pusieron en práctica en los primeros compases su colección de giros y piruetas (marca de la casa), mientras saludaban a sus seguidores. «Qué arte. ¡Otra, otra!», gritaba un chaval desde primera fila al término de 'Sueños inalcanzables', aún en los primeros compases del bolo.

«Que levanten la mano las personas que están enamoradas -pidió Ángeles-. Está la cosa muy bien por aquí... Y los demás, no os preocupéis, que en los conciertos de Camela se enamora todo el mundo». Encadenaron 'Nunca debí enamorarme' y 'Háblame de mí', que finalizó con Dioni 'quitándose el sombrero' ante su cuñada. «¿Sabéis que es mi cuñado? Menos mal, no sabéis la de años que me he pasado diciendo que no es mi marido. También me decían que era mi hermano», explicaba entre risas ella. «Igual llevo tanto tiempo con tu hermana porque paso más tiempo contigo», apuntó él, que más adelante presumiría de nietos. No tardó ella en devolvérsela: «En el confinamiento mi hermana me llamaba y me decía: '¿Cuándo te lo llevas?'».

«Lo cantáis todo, la verdad que sí. Sois un público de olé, olé y olé», reconocía Ángeles. De hecho, parecía efectivamente que sus fans tuvieran el modo karaoke activado. Se cantaron también el popurrí de canciones con el que recordaron sus inicios. Los creadores de la 'tecno rumba' incluyeron en este mix nostálgico '¿Por qué me has engañado?', otro de sus hits rompepistas. Todo ellos, giros imposibles mediante. Él, rozando a ratos la hiperactividad, y ella, con elegancia y ejerciendo de diva.

Hace unos años Amaia Romero cosechó un buen número de aplausos con su versión al piano de 'Cuando zarpa el amor'. Aquella interpretación más pausada engrandeció el poder de la letra y gustó tanto al público como a la propia banda. Quién sabe si fue entonces cuando Camela se planteó hacer un reinterpretación de su tema más icónico. El caso es que el Dioni salió del escenario para dejar brillar a Ángeles, en solitario, con la banda en formato acústico. Todos sentados y al ritmo del cajón.

Justo antes del bis anunciaron la canción 'Lágrimas de amor', esa que poca gente relaciona con el título. Eso sí, todos recitan al dedillo el «sueño contigo, qué me has dado, sin tu cariño no me habría enamorado». Tras un pequeño parón reaparecieron con 'Camela', el tema que repasa sus 30 años de carrera a través de sus letras más populares.

Y sabedores de que 'Cuando zarpa el amor' es su mayor hit y que ha ido cogiendo fuerza en los últimos años, cerraron con la versión clásica del tema. Al fondo se proyectaban imágenes del videoclip, que fue dirigido por un entonces no tan popular J. J. Bayona. Para seguir con la estética 'western', Ángeles se puso un sombrero de vaquero, mientras el Dioni seguía de un lado para otro y haciendo mímica con la letra de la canción.

Pero con los acordes finales no terminó el show de Camela. Aún quedaba despedirse en condiciones. Ángeles quiso regalar su sombrero, pero como le sobraban candidatos, acabó entregando tres: a un par de niñas y a una señora de la segunda fila. Se disculpó antes, eso sí, con una chicas que llevaban una pancarta rosa gigante que acabó en el escenario. En ella le pedían el gorro porque llevaban esperándolo «siete años». Tuvieron una recompensa incluso mejor: fueron invitadas al camerino para sacarse una foto y charlar con ellos. Y en la ronda de agradecimientos, un fan acercó una maqueta del grupo que les dejó con la boca abierta. Una nueva noche en la que reivindicarse como «la banda del pueblo», esa que últimamente hace que todos los recintos parezcan quedarles pequeños.

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