«Bilbao corre el riesgo de volverse una ciudad para turistas y no para el vecino»
Fito ha cantado en sus canciones a Bilbao, sus barrios y rincones: al Casco Viejo, a San Francisco, a la calle Cortes... Sin embargo, hoy en día le cuesta reconocer los lugares que frecuentaba en su juventud y no sabría hacer una guía de calles y garitos de rock en la capital vizcaína –es un hecho que quedan muy pocos–. Sin embargo, en los últimos tiempos el músico ha ganado una calle céntrica donde hace vida cada vez que va desde Gernika al Botxo.
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– Poco queda del Bilbao rockero de los 90 en el que usted eclosionó como músico.
– Pues hombre, por ejemplo, ahora mismo no sabría hacerte un tour rockero por Bilbao. Y eso que sigo yendo a menudo. Siempre aparco en Zabalburu, porque mi coche es etiqueta B y no puedo aparcar en el centro. Así que me gusta dejarlo en Zabalburu y bajar andando a lo que yo llamo mi 'Silicon Valley bilbaíno':la calle Euskalduna. Allí tengo la librería Cámara, tengo Joker, está también mi foniatra, la Barbería del Norte, la tienda de zapatillas y el bar de la esquina.
– El bar La Machine.
– ¡Ese! Si es que todo lo que necesito está en la misma calle, y luego cruzo al otro lado y voy a comer a Casa Rufo. A mí me quitan esa calle y me olvido de ir a Bilbao.
– La zona donde usted se movía de joven, La Palanca, Cortes, San Francisco... sí que está muy cambiada. Gentrificada, llena de viviendas turísticas y de locales para modernos.
– Eso ya son los tiempos que corren... Yo no soy quién para valorarlo, pero es verdad que Bilbao empieza a tener un poco de peligro. En el sentido en el que están empezando a tener muchas otras ciudades: el peligro de que se haga una ciudad para el turista en vez de para el residente. Es una cuestión muy complicada, ya que casi ninguna ciudad está consiguiendo resistirse a esto. Pero a mí me pone de muy mala hostia. Por ejemplo, con la gastronomía, que para mí, como buen vasco, es lo más grande que hay. Y me duele ver que ya no se cuida tanto, porque cuando trabajas con turistas no tienes que hacer clientes. Si, total, no van a volver, se puede atender peor que bien.
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– Son tiempos difíciles para lo auténtico.
– Sí, y yo admito que debe ser muy difícil resistirse a esta ola, a la que casi ninguna gran ciudad sobrevive. Bilbao hizo un gran trabajo con Ría 2000, la transformación fue algo increíble. Pero salir adelante en estos tiempos es otra cosa. Nadie se libra de nada, y lo simple es criticar o decir que se puede hacer de otra forma. Pero es muy difícil...
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