Bailando 'Pulp Fiction' en el Arenal
El Bilbao Blues Festival, que cierra con éxito su segunda edición, logra que una multitud emule a John Travolta y Uma Thurman en la película de Tarantino
Son raros los momentos de comunión entre desconocidos: el gol de tu equipo en un campo de fútbol, el aplauso final de una función de ... teatro, una canción coreada en un bar... El Arenal bilbaíno disfrutó de uno de esos gozosos instantes en la mañana del domingo con las clases de Boogie Woogie organizadas por el Bilbao Blues Festival, que cerraba ese día su segunda edición. Más de un centenar largo de personas de toda condición –familias, turistas, fans del blues– bailaron y dieron envidia a los curiosos, que se acercaban y terminaban dando unos pasitos.
Como maestro de ceremonias, Carlos Etxebarria, el único profesor de rock and roll y Boogie Woogie en toda Bizkaia, que imparte clases en la Escuela Swing de Portugalete. Vestido con una chupa de college americano, inundó de buen rollo sus enseñanzas, que comenzó calentando «porque la mañana estaba fresquita» a ritmo del 'Rock Around the Clock' y 'Wake Up Little Susie'. Tras el 'Tutti Frutti' de Little Richard llegó el reto que enamoró a la concurrencia: reproducir el baile de John Travolta y Uma Thurman en 'Pulp Fiction'.
Sí, el 'You Never Can Tell' de Chuck Berry que bailaban descalzos en un club Vincent Vega y Mia Wallace es un Boogie Woogie universalmente conocido. Todo el mundo ha pasado los dedos en v por delante de sus ojos y se ha tapado la nariz alguna vez para imitar una escena que forma parte de la historia del cine. CarlosEtxebarria enseñó la coreografía poco a poco. Primero unos pasos de twist, después el movimiento de los brazos, como si nadaras, la zambullida con la mano en la nariz... Uno, dos, tres, cuatro, cinco...
«¡Me duele el culo!», gritaba pletórica Miren a sus amigas, mientras Eider y Jose, que pasaban por allí, rebosaban entusiasmo. «Es triste decirlo, pero casi siempre bailas únicamente cuando has bebido. Hacerlo a las once de la mañana es un gustazo», reflexionaban. Clase de gimnasia y fiesta sana gratis al mismo tiempo. Algunas chicas lo hacían tan bien como Uma Thurman. Ellos... digamos que no llegaban al desdén cool que desprendía John Travolta. «El Boogie Woogie es una forma bailable del blues anterior al rock, aunque a veces se confundan», ilustraba Carlos Etxebarria, que llenaba el Arenal por segundo año consecutivo.
Cuando tocó bailar en pareja aquello parecía 'Grease', con las 'food trucks' de la América de los 50 de fondo. Hubo un momento loco en el que la música se solapó con el pasacalles de los Blues Brother de la Dixie Band, con dos gigantescos muñecos representando a los protagonistas de 'Granujas a todo ritmo', encarnados por Dan Aykroyd y el llorado John Belushi. La peña acabó sudorosa y feliz. Algunos hasta fueron a hacerse fotos con Carlos Etxebarria, mientras en el kiosco del Arenal tocaban Koko-Jean and the Tonics. Eso sí, ante el aluvión de alumnos, el año que viene que le pongan una tarima al profesor para poder verle bien.
«En la escuela de Portu llevamos ya 23 años. Nos viene gente de treinta años para arriba, más jóvenes les cuesta», ilustra. En su caso, no hubo una película que le hizo dedicarse a este tipo de baile. «Tuve buenos profesores y fui profundizando. El rock y el Boogie se puede decir que son hermanos». Carlos sabe que imitar a Travolta y Uma Thurman en 'Pulp Fiction' es una buena manera de crear afición. «Es un Boogie Woogie, aunque dan más ganas de bailarlo como lo hacían ellos en la película que como realmente es el baile».
En homenaje a Unax
Ni la lluvia que cayó al final del concierto estrella del Bilbao Blues Festival en la noche del sábado, el de la banda original de los Blues Brothers, deslució la segunda edición de un certamen que ha pasado a formar parte de la agenda cultural y festiva de la ciudad. Se pusieron a tocar 'Singing in the Rain' y el legendario saxofonista Lou Marini, compañero de correrías de Aykroyd y Belushi, apareció al final del bolo con una camiseta del Athletic y el nombre Space Captain para homenajear a a Unax Cañibano, hijo del bajista de los Travellin' Brothers, Eneko Cañibano, que falleció el año pasado de una rara enfermedad pulmonar. Es un ejemplo del buen rollo de un festival que superará, sin duda, los 65.000 espectadores del año pasado. «Ha sido increíble, hemos superado con creces las expectativas», confirma el director del certamen Carlos Malles horas antes de que Los Mambo Jambo Arkestra con el saxofonista Dani Nel.lo al frente cerraran esta segunda edición. «Ha habido mucho ambiente blusero, gente con camisetas que ha venido exclusivamente al festival». Todos los conciertos y actividades son gratuitas, lo que dificulta saber con exactitud el número de espectadores. Pero el hecho de que el sábado hubiera que cortar los accesos al escenario en el Arenal por la afluencia de gente da una pista sobre su éxito. «Un festival de blues tiene un ambiente especial, somos como una gran familia donde tiene cabida todo tipo de gente. La música llega mucho y hay comunión entre el artista y el público», defiende Carlos Malles.
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