La sabiduría de Herreweghe

La Orchestre des Champs-Élysées llenaba por completo el escenario de la Filarmónica cuando Philippe Herreweghe se presentó con paso calmado, sereno y algo vacilante, ... sin darse prisa más allá de la estrictamente necesaria. Era como una metáfora de una vida en la que ha rehuido siempre el camino corto del éxito y en la que su estilo ha ido madurando despacio, acumulando una gran sabiduría, hasta alcanzar ahora su mayor grado de intensidad y austeridad. Aunque su nombre se asocia más a la música barroca, donde todo lo que hace resulta riguroso y perfecto, en Beethoven su atención al detalle más nimio y al resultado final depara unos resultados también impactantes partiendo de una radical contradicción: la que existe entre su extrema sobriedad gestual y la torrencial energía que sale del escenario. Se veía en la Filarmónica que lo que Herreweghe ofrece a la Orchestre des Champs-Élysées es el valor de la presencia, la seguridad de tener al frente una persona seria que inspira conocimiento, respeto y confianza.