Camiseta del Athletic, «vivas a España» y la amenaza de repetir en septiembre: así fue el concierto de Andy&Lucas en Miribilla

Como dicen en la película 'La estrella azul' sobre los Héroes del Silencio: ya va siendo hora de dejar de reírse de Andy & Lucas (Cádiz, 1999, ellos nacieron en 1982). Ahora que lo dejan, vaya por Dios, por una dolencia cardíaca de Lucas. Vinieron en la que se ha anunciado como última gira, la bautizada 'Nuestros últimos acordes', aunque nadie se lo cree e incluso Lucas preguntó varias veces por el final del show: «Si viniéramos a Bilbao en septiembre, ¿quién repetiría?». Y un mar de manos alzadas se levantaba ante el escenario. No en vano, ya había halagado Lucas antes de la sexta canción, 'Por ella': «Se nota que hoy aquí el público es de pata negra, de los que llevan desde el principio».

Estuvo todo bien, excepto la insistencia en la intercomunicación con el respetable, como si ellos fueran los payasos de la tele y nosotros párvulos indoctos. Lucas González llevaba la voz cantante (es el jefe de la empresa) y se tiró mucho tiempo delante del tablado bailando como en la feria de Sevilla, mientras Andy Morales quedaba en segundo plano. Y Lucas pidió a la gente cosas como la de encender las luces de los móviles, agacharse en masa, dividir al aforo en dos mitades para coros y luces... «Ahora quiero que los de la grada se pongan en pie para grabarles, y ahora subid las manos y dad saltos» (¡y le obedeció todo el mundo!).

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Siguió con que «en Bilbao me dicen Patxi», bailó con una espectadora en 'Echándote de menos': se llamaba Patricia y al acabar le regalaron una camiseta, y dijeron que con plástico porque así podría cambiarla, ¡si era de Estopa! Los del público eran unos benditos: no fumaron (en Miribilla los fanáticos de Extremoduro y Manolo García sí lo hicieron), cantaron y bailaron con sonrisas en las caras, y respondieron a todos los guiños: «Si viniéramos a Bilbao en septiembre, ¿quién repetiría?».

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Su tour del agur se benefició en Miribilla de un sonido estupendo por claridad y por volumen potente (al revés que Manolo García), no hubo pantallas simultáneas que agrandaran sus rostros de modo constante, sino unas de fondo que emitían otros motivos (tampoco hubo pantallas laterales), y aparcados fuera del pabellón solo vimos dos camiones con publicidad de una empresa de sonido de Valladolid. O sea que no fue tan macro-concierto: inopinadamente, sólo 2.600 espectadores se congregaron en Miribilla. Pocos comparados con los que en octubre de 2022 acudieron a ver a Andy & Lucas en las fiestas de Basauri, donde hubo tanta gente que literalmente no podíamos subir las manos para tomar notas de lo apretados que estábamos.

Comparado con lo de Basauri, el concierto de Miribilla estuvo en otra división, por empaque de sonido y por la mera visibilidad de los actuantes. El de este sábado noche fue un espectáculo con fundamento y brillo de 130 minutos muy festivos (al principio parecía que estábamos en verano) para unos 24 temas con influencia o similitudes respecto a El Barrio, Alejandro Sanz, Antonio Carmona, Orozco, Los Pecos, ¡Pitingo!, Camela, Bisbal… Unos 24 temas, y perdón por la inexactitud, pero varios fueron en popurrí y contabilizamos como piezas sueltas el instrumental de Paco de Lucía 'Entre dos aguas' (en que se cambiaron de ropa por primera vez, y es que tres modelitos distintos usaron cada cual). Y el momento surrealista de música cowboy a lo Mojo Nixon, con inglés inventao como el de 'Bienvenido Mr. Marshall', cuando Andy & Lucas, armados con cañones de aire comprimido, lanzaron camisetas a larga distancia a modo de regalo a sus fans. ¿Éste será un hallazgo suyo o lo habrán copiado?

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Hubo bastantes momentos álgidos: 'Llévatela' con su aire televisivo; la cumbre 'El ritmo de María', un fiestón salsero que ni Gloria Estefan y que los presentó como unos nuevos Los Del Río; el citado 'Quiero ser tu sueño'; la rumba doble de 'Tú lo que buscas es un novio' unida a 'Carita morena'; 'Lola' con su fárrago roquista algo O'Funk'Illo y punteo muy Santana. Y la despedida con 'Tanto la quería', cuando invitaron a la escena a un puñado de pancarteras, cuando se vistieron una camiseta y una bufanda del Athletic, y cuando acabó Lucas jaleando casi lo mismo que en Basauri: «quiero que deis un ole… Que viva Bilbo, que viva Euskadi, que viva Andalucía, que viva España, que viva España», lo repitió y se jaleó las dos veces, «y sobre todo que vivan las madres que os parieron».

Lo dicho, al margen del síndrome de humoristas y el tratarnos como a párvulos, todo estuvo bien. Ninguna canción les quedó mal, ni la sentimental a lo Canal Sur 'Abuelo' entonada por Andy tras dar su único discurso a solas; ni 'Y en tu ventana', «sobre la lacra de la violencia de género. ¡Más de 50 mujeres van asesinadas este año en este país! Las mujeres sois la cosa más bonita que nos han puesto al lado». Ni el lamento amoroso de 'Pasarán'; ni su última canción editada, el agradecimiento a sus fans de 'Nuestros últimos acordes', respaldado en Miribilla por el vídeo oficial emitido en pantalla («por sentido común y lógica, hemos hecho una canción a todos vosotros, a los que nos seguís, en especial a los que venís a los conciertos», destacó Lucas). Ni tan siquiera 'Son de amores' (cuando Lucas bajó a darse un baño de masas entre el público).