Ana Belén, suave, asertiva y todoterreno en el Euskalduna
La actriz y cantante madrileña, entre éxitos reconocibles e intergeneracionales, presentó cinco temas de su próximo disco, 'Vengo con los ojos nuevos', que también gustaron a los 1.700 espectadores encandilados
Tercer concierto de Ana Belén en esta gira llamada 'Más d Ana', en cuyo repertorio lleva canciones nuevas de un disco aún sin editar y ... que se titulará 'Vengo con los ojos nuevos'. Cinco canciones de este futurible álbum sonaron en su estupendo show de 24 temas en 128 minutos ejecutados en septeto, con ella delante, atenta a dos teleprompters que le flanqueaban, y sus seis músicos detrás, alineados sobre dos plataformas, con dos guitarristas, su hijo David San José al piano, y el bilbaíno Santi Ibarretxe al saxo, los teclados y la percusión.
Una banda lustrosa, modernista partiendo de la fusión, con muchos espacios para sus expansiones (solos de saxo, punteos…), y aportando el arropamiento idóneo para la jefa Ana Belén (María del Pilar Cuesta Acosta, nacida en Madrid el 27 de mayo de 1951, o sea que dentro de poco cumple 74), quien fue cálida con el respetable (a veces suspiraba al decir gracias), informó en la justa medida sobre numerosas de las canciones (lo cual facilita escribir reseña), bailó en varios temas, teatralizó otros tantos sin parecer paródica, saludó al director bilbaíno Pedro Olea (presente en el auditorio), leyó un manifiesto antibelicista con «la Palestina ocupada» de protagonista, y cantó estupendamente, cambiando de tono en el mismo verso y alcanzando los altos.

De algunas canciones Ana Belén dijo que las había compuesto Víctor (por su esposo Víctor Manuel, padre de David también; ¡ahora, con tantas parejas rotas y renovadas, hay que precisarlo todo!), de otras aclaró que eran músicas de Michel Camilo (con texto añadido por Víctor para el virtuoso y difícil número de jazz fusión 'La salida no es por ahí'), o letras de Vicky Castelo ('Que no hablen en mi nombre', de la novedad), o versiones de Francesco de Gregori ('Rayo de sol' de su disco de versiones de artistas italianos), y de otras no dijo nada pero la gente ya sabía de su grandeza (por ejemplo la del reggaee-fusión de 'Contamíname', compuesto por Pedro Guerra, o 'El hombre del piano', de Billy Joel adaptada al castellano, que supuso un culmen de interpretación, pasión y conexión con el respetable: 1.700 almas que abonaron desde los 88 eurazos de las localidades más cercanas, hasta los 42 euros de las de arriba, desde donde tendrían que otear frunciendo el ceño porque no había pantalla de fondo que agrandara lo que sucedía en escena).
Ana Belén, en gira musical seis años después de su anterior disco, titulado 'Vida' (se editó en 2018 y el último show lo dio el 23 de diciembre de 2019, poco antes del confinamiento pandémico; luego ha estado un lustro dedicada al teatro), se comportó como una vocalista todoterreno en el Euskalduna: fue narrativa cual cantautor (serratiana en 'A la sombra de un león', otro culmen de interpretación; evidentemente a lo Aute en 'Yo también nací en el 53'; y genuinamente sabiniana en la versión de Joaquín 'Peces de ciudad', cuya letra apenas se entendió en uno de los escasos borrones de sonido de la velada), supo mutar en swing fluido y cabaretero a Alaska con Dinarama ('Cómo pudiste hacerme esto a mí'), y se zambulló en Brasil en varias ocasiones (en la última, la fiesta de 'Balancé', con Ana Belén soplando un pito, y antes se dejó inspirar por el influjo de la bossa en la novedosa 'Cinecitta' y en la sinuosa 'Lía', compuesta por José María Cano, de Mecano y este viernes premiada con bravos en el Euskalduna).

Lo pudo todo en cuestión de estilos y ritmos. Y gracias también a su banda Ana Belén resolvió tan bien el soul étnico de 'Si me nombras' como el blusoul de la citada 'Vida', o el flamenquito a lo Trueba de 'Mala para tus huesos es esta humedad' como el latinismo de 'Bachátame' (los dos títulos de la novedad), o el efluvio brasileño de 'España camisa nueva de esperanza' como el rock aplicado a 'La puerta de Alcalá', o la transición remanente en 'Agapimú' como en el encanto absoluto de 'Derroche' (de besos y ternura).
Y pensamos: ¿Cómo es posible que a lo largo de tantas décadas Ana Belén haya sembrado tantas canciones en la memoria colectiva? ¿Por qué esas canciones las conoce tanta gente diferente de tantas generaciones? ¿Hoy día, con tanta atomización de los canales, habrá masa crítica para asentar canciones en el ethos del pueblo? ¿Acaso las canciones de antes eran mejores? ¿Se posarán en la colectividad las canciones nuevas, las cinco que cantó este viernes, tomen nota: 'Que no hablen en mi nombre', 'Cinecitta', 'Mala para tus huesos es esta humedad', 'Vengo con los ojos nuevos', y 'Bachátame'?
«Otra canción nueva, ya lo siento», ironizó Ana Belén cuando presentó la de los huesos y la humedad, sabedora de que las 1.700 almas del Euskalduna deseaban oír lo conocido, lo instalado (instilado) en su psique. Pero ya había avisado ella tan suave como asertiva: «Es un placer siempre estar aquí en Bilbao, y más con un nuevo trabajo. No os asustéis, habrá muchas canciones nuevas, pero alcanzaremos un equilibrio entre lo que queréis escuchar y lo que debo hacer». Muy bien Ana Belén por cantar cinco canciones nuevas, más del 20 % del repertorio.
Y acabemos con la profesional Ania analizando la vestimenta de la actriz y cantante: «Está muy elegante con este conjunto de pantalón y blusa asimétrica en color morado. Completa el look con una pulsera, sandalias doradas con tacones y pendientes largos multicolor. Y cuando se ha puesto por el cuello la boa en varias canciones, ésta ha sido del mismo color morado que el traje».
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