Amaral también vuela en Santander
El dúo zaragozano paró en La Campa de La Magdalena con su noveno álbum, 'Dolce vita', y dio un concierto prácticamente idéntico al de Bilbao, donde oficialmente arrancó esta gira
Según la Policía Local de Santander, este sábado hubo 10.500 espectadores viendo a Amaral en La Campa de La Magdalena, en el marco del ... festival Santander Music, que colgó el 'sold out' (entradas agotadas) en la venta anticipada para esta segunda y última jornada. El jueves Arde Bogotá agotaron el papel de un concierto suelto en el mismo recinto, aunque acumularon 14.000 espectadores, y durante esta semana que acaba ha aumentado mucho la venta para ver el jueves 7 a Leiva, que ya va por las 12.000 entradas, siempre según la Policía Local. Grandes cifras de asistencia para una ciudad pequeña, pero ya saben que en Santander conviven mucho turisteo, guapo pijerío y madrileños con segundas residencias.
Esta fecha sabatina santanderina de Amaral la teníamos marcada en el calendario desde que vimos al grupo zaragozano presentar en Bilbao el sábado 10 de mayo su noveno álbum, 'Dolce vita', agotando también en la venta anticipada el aforo preparado en Miribilla, 7.500 almas. Se supone que ese fue el primer concierto oficial de este tour espectacular, muy visual y en septeto, aunque en realidad hubo otro show previo en El Ejido, Almería, el 2 de mayo. Y como se encuentran en la misma gira, Amaral (Zaragoza, 1992, ¡33 años ya!) dieron en Santander el mismo concierto de 30 canciones (contando como tal el 'Te recuerdo Amanda' de Víctor Jara interpretado por él mismo en imágenes de archivo por la pantalla gigante) pero ayer en 115 minutos (lo de mayo duró 120, o sea que Eva Amaral hablaría más el día del arranque oficial).
Vivimos casi el mismo concierto, porque si hubiera sido exactamente igual habría sido cosa de hologramas. No resultaron idénticos porque aunque sonaron las mismas 30 canciones, en Bilbao hubo dos tandas de bises y en Santander una del tirón (miren, entonces se gastó tiempo extra con lo de salir de escena, hacerse de rogar, y volver a entrar). Además, en Santander en la canción 'Salir corriendo' hubo nuevas imágenes en la pantalla, de la maratoniana olímpica española Ester Navarrete. Y si en su único parlamento en Bilbao el guitarrista Juan Aguirre dedicó el concierto a su padre fallecido en febrero y habló emocionado un poco más sobre su conexión con el País Vasco (sic), donde nació, en Santander se solidarizó con el grupo toledano Veintiuno pero no dijo por qué (en su actuación previa el cantante Diego Arroyo soltó que eran el segundo grupo de España al que más han robado, pero tampoco explicó cómo, aunque se refería a la quiebra de la compañía de venta de entradas Wegow).
Público parlanchín
Ah, dos aspectos importantes, esenciales, que no evolucionaron igual en Bilbao que en Santander fueron el sonido general del macro-concierto, bastante inferior al aire libre en La Campa de La Magdalena que bajo techo en el Pabellón de Miribilla, y la atención del respetable, que habló por los codos en el verano santanderino. Se habló mogollón y había cuadrillas que daban la espada al escenario, como en los toros de Pamplona y San Adrián. Mucho hablaban y sólo se enganchaban al show cuando llegaba una canción famosa y se ponían a corearla con entusiasmo tribal (la más coreada fue 'Marta, Sebas, Guille', más conocida como la de «son mis amigos...»).
Pero cursó de modo cuasi idéntico todo lo demás: el repertorio de 30 temas en el mismo orden, el camarógrafo que trabajaba en escena a la vista de todos para emitir imágenes cercanas del show, la escenografía con la escalera y las pantallas por las que afloraban imágenes naturalistas, ecologistas, la canción que entonó a solas Juan Aguirre ('Tardes'), su rol secundario, relegado, el resto del tiempo de este colíder de Amaral, la intervención en imágenes de archivo de Víctor Jara en 'Yo te recuerdo Amanda' (aquí los habladores y habladoras fueron mas), los créditos finales con los nombres de tanta gente que curra en la gira show (desde los conductores de los dos tráilers y el sleeper bus hasta el papel de directora cinematográfica Eva Amaral en las imágenes que apoyan el concierto), el septeto actuante mixto, Eva bailando con su sombra en 'La suerte', Eva saliendo volando colgada de unos arneses en 'En el centro un tornado', Eva espalda contra espalda con Juan en 'No lo entiendo', Eva pastoreando al publico de la campa haciéndole ondear los brazos en alto, los saludos finales mientras suena 'Nothing compares 2 u' de Sinead O'Connor, y los dos saliendo juntos de la escena al acabar.
Mucha gente no hizo caso de las canciones nuevas, las de 'Dolce Vita' («es un disco sobre la belleza y sobre la alegría de vivir», explicó Eva una vez sobre este noveno opus), y entre elementos folk, algo de psicodelia y poso cantautoril, la concurrencia se aplicó al cantar los clásicos preferentemente pop, como previno la lideresa en su primer parlamento. Así a pleno pulmón y en comunidad se despacharon hits como el temprano en el listado 'Toda la noche en la calle', el himno 'Kamikaze', 'Moriría por vos' con su frase de «como Nicolas Cage en 'Leaving Las Vegas', un 'Dias de verano' trascendente y aflamencado con esos coros tan altos, 'Resurrección' («haces que se vaya mi melancolía...»), un 'Cómo hablar' muy bonito, tanto que la gente se abrazaba, para abrir el bis un 'Sin ti no soy nada' a dúo por ellos dos con la gente abrazándose otra vez, 'Revolución', el antepenúltimo tema que fue el de sus amigos, y el penúltimo, 'El universo sobre mí', una de las varias piezas en las que Eva Amaral parecía llorar, como revelaba la pantalla gigante.
('Hacia lo salvaje fue muy coreado en Bilbao', pero en Santander menos.)
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