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Aitana huele a palomitas de maíz
6.600 almas cándidas llenaron Miribilla para ver a la cantante de OT 2017, nominada al Grammy Latino como Artista Revelación, que alternó reggaetón, baladas, soul y baile en un buen show en noneto
Hace dos viernes salimos apestando a tabaco del BEC, donde La Polla Records reunieron a 17.000 humanos. Y este sábado entramos al pabellón de ... Miribilla oliendo a palomitas de maíz, que era lo que consumían muchos de los 6.600 jovencísimos espectadores que habían ido a ver a Aitana, cantante salida de OT 2017, en su gira 'Play Tour Aitana'. Recordemos que la víspera, el pasado viernes, en el mismo Miribilla el grupo tributo God Save The Queen agotó el aforo con 7.500 almas y hubo varias coincidencias con Aitana: ambos vocalistas subieron y bajaron todo el rato por las escaleras y plataformas del escenario, ambos consiguieron que el gentío comiera en su mano (coros, palmas, ondear las manos…), y ambos hicieron que se iluminara el Bilbao Arena con las linternas de cientos de móviles de los asistentes.
Además, si los argentinos parecieron distantes, lejanos por su empeño en hablar en inglés para imitar de modo más verosímil a Queen, la catalana Aitana Ocaña Morales (San Clemente de Llobregat, 20 años), nominada a la Mejor Artista Revelación en los Grammy Latinos, también pareció más lejana y casi ajena en las numerosas piezas que entonó en inglés (por ejemplo durante las tres versiones consecutivas recuperadas de su paso por OT, las de Sia, Julia Michaels y Jessie J), aunque siempre se comunicó con el menudo público en castellano con pronunciación adolescente, aguda y emocionada hasta casi tartamudear. «Quiero que cantéis, que bailéis, que lloréis, que todo», pidió al principio. Y casi al final, tras ceder la voz cantante a la masa predispuesta en 'Vas a quedarte', reconoció: «Muchísimas gracias. Es una pasada, de verdad, cómo os entregáis en todo el concierto, pero especialmente en esta canción. Es una pasada ver vuestras caras».
Si los argentinos subieron la temperatura de Miribilla de los 23 a los 26 grados, la cita con Aitana arrancó con 26º (hacían 22º fuera), llegaron a los 27… ¡y el reloj-termómetro del pabellón se apagó! Igual se le acabó la pila o lo estaban preparando para el cambio de hora. Aitana dio el sábado un concierto de 20 canciones en 85 minutos merecedores de constante interacción con un respetable jovencísimo que llenó casi todas las butacas y en la pista metió menos gente que los Queen argentinos porque los niños requieren más seguridad y comodidad, ¿entienden? Como alegó una señora sobre su hija en la taquilla: «Entrada de pista no, aunque sea VIP, que si se le pone alguien más alto delante…».
Y el taquillero alegó que desde la pista se ve mejor, desde más cerca y además teníamos las pantallas de vídeo (pantallas no usaron los calcos de Queen), tres en total, dos laterales que jugaban a las simetrías y una de fondo que retransmitían el concierto y emitían apañadas visuales.
¿Y la música? Je, je… Objetivamente fue un buen concierto, con acústica notable (aunque a veces la voz de ella no se oyó bien, por eso suponemos que no hubo playback) y visuales que agigantaban lo vivido. Fue música bien ejecutada, no diremos que fría pero sí un tanto artificial, muy comercial y afectadamente americanista por mor de la comunidad global. Y presuntamente moderna, pero de un conservadorismo atroz ya fuera al imitar el R&B de las afrodivas contemporáneas o al batir su banda el funk guitarrero que asomó en la parte postrera. A veces se podía pensar en Rosalía (el cuerpo de baile, canciones como la inaugural teléfono 'Teléfono' o después luego la angloparlante 'Hold'), y hubo hasta un tema reggae ('Nada sale mal', cuando confesó a su audiencia: «siempre he sido insegura, pero gracias a mi familia y a vosotros, he empezado a tener confianza»), pero en general se alternaron cuatro tipos de canciones, siempre mejores, por más cercanas e incluso por más naturales (menos artificiosas), las entonadas en castellano que en inglés.
Los cuatro tipos fueron las baladas melodramáticas en la estela de La Oreja de Van Gogh ('Con la miel en los labios', la citada 'Vas a quedarte'), las de sincopado ritmo reggaetón a veces muy soterrado (en la popera 'Las Vegas', en la versión del 'Presiento' de Morat que ha grabado Aitana y que en vivo dispara las voces pregrabadas de los colombianos, 'Me quedo' para acabar antes del bis, cuando se despidió diciendo «os quiero un montón, espero veros pronto, ¡y aúpa Bilbo! (sic)», y ya a modo de bis la sexy 'Lo malo', cuando para rematarlo y antes de hacer mutis subió a la cima de la plataforma, puso pose hierática a lo Bisbal y gritó «agur, Bilbao (sic), os quiero un montón»), el mentado R&B que, debido a la labor de los productores, suena igual, homogeneizado, ya seas negra y yanqui o blanca y catalana ('Stupid', luego 'Popcorn', o sea palomitas de maíz, qué casualidad), y una interesante veta soul en la que podría incidir, donde al margen de la rutinaria versión del 'Someone like you' de Adele, Aitana logró aportar personalidad a varios números, todos muy adultos, el soul 'Mejor que tú', el blues fronterizo 'Barro y hielo' (quizá lo mejor de la velada), y el algo Lamari de Chambao 'Arde'.
Fue la segunda vez que actuó en Bilbao, pues hace un año vino al BEC en el seno del show conjunto de OT 2017.
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