«Molly Bloom está en todas las mujeres»
en getxo y basauri ·
Magüi Mira recupera el personaje del 'Ulises' de Joyce que interpretó en 1980 y que habla sin filtros «de lo que nunca contamos»Magüi Mira hace un viaje apasionante en el monólogo que representa este domingo en Getxo (Muxikebarri, 19.30 horas) y el sábado 19 en Basauri (Social Antzokia, 20.00 horas). Mientras se mete en la cabeza de Molly Bloom, el personaje creado por James Joyce en una novela que hizo historia, recorre su propia vida. Ella fue la primera actriz española que se atrevió a llevar a escena el monólogo final del 'Ulises', que expresa los pensamientos más íntimos de una mujer con un lenguaje descarnado. Lo hizo en 1980 mientras estudiaba teatro en Barcelona y cuidaba a sus dos hijas adolescentes.
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Cuenta que entonces «ni siquiera pensaba que llegaría ser una actriz profesional, y mucho menos directora». Estrenaron en el Instituto Británico de Barcelona la adaptación realizada por José Sanchis Sinisterra y fue «un éxito total. Sin darme cuenta, un año después estaba en el María Guerrero», recuerda. Para el público fue una sacudida escuchar a esa mujer que habla «sin filtro» de sus deseos más íntimos. «Lo que nunca contamos, esa es la magia de este monólogo». Para ella fue el principio de una trayectoria que suma más de setenta espectáculos, aproximadamente la mitad como actriz y otros tantos como directora.
Esta es la primera vez que se dirige a sí misma –con la colaboración de Marta Torres– lo que le permite «ir más lejos. La libertad de poder seguir tu instinto y tu sexto sentido no tiene precio, aunque a veces da vértigo», dice. Ha vuelto a reencontrarse con Molly Bloom porque se cumple el centenario de la novela y porque «algunos deseos de entonces siguen insatisfechos. Las mujeres seguimos fingiendo orgasmos para complacer al hombre, y ese es un síntoma de que no somos libres en nuestras relaciones sexuales. Tampoco hemos resuelto la conciliación, ni los gobiernos se han implicado».
«La foto del respeto»
En su opinión, «aunque hemos avanzado mucho, si vuelas un poco y miras el paisaje desde arriba te das cuenta del trabajo que queda para que salgamos enfocadas en la foto del conocimiento, la conciliación, la cama... en la foto del respeto. Yo no soy Molly Bloom, pero Molly Bloom está en todas las mujeres». Magüi Mira sale a su encuentro «con la ironía y el punto de vista» de sus 77 años.
Cuatro décadas después del estreno, la prosa incontenible de Joyce sigue ahí, pero «el país ha cambiado. Lo que antes escandalizaba, ahora nos hace reflexionar y nos pone contra las cuerdas. ¿Cómo es posible que en cien años no hayamos resuelto estas situaciones? El público viaja conmigo desde su butaca, reímos y lloramos juntos». La dramaturgia es diferente y también la puesta en escena, «con una cama de hierro que para mí es una cárcel». Las 24.000 palabras sin signos de puntuación del último capítulo de 'Ulises' «darían para un monólogo de cuatro horas y acabaría en Urgencias». En hora y media de función dice 7.400.
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Mujer de teatro en toda la extensión de la palabra –además de actriz y directora es productora y dramaturga– Magüi Mira ve al sector «empobrecido» después de dos años de pandemia. «A ver si se dan cuenta de que la cultura no es gasto sino inversión», defiende. «Cada vez que se levanta el telón en cualquier ciudad de este país hay mucha gente que vive de ello, no solo los artistas. El personal de limpieza y taquilla, los acomodadores, los técnicos...».
Ella fue la primera española que dirigió una compañía estable en Rusia y tiene allí «gente a la que quiero muchísimo. No hay que demonizar a los rusos, también están sufriendo», dice sobre el boicot promovido en distintos ámbitos de la cultura. La guerra de Ucrania le hace pensar «en la responsabilidad que tenemos todos, la manera en la que usamos nuestra pequeña parcela de poder. Seres como Putin aparecen porque les dejamos aparecer».
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