El mejor Rafael sin viajar a Italia
Arte. Caro en su época, muy por encima de Leonardo, fue muy apreciado por los reyes hispanos, que adquirieron algunas de sus obras maestras, hoy en el Prado
El rival de Miguel Ángel y Leonardo en la lucha por el estrellato del Renacimiento será objeto de gloriosas exposiciones en el Louvre de París (' ... Cuerpo y alma' desde el 16 de mayo), la National Gallery de Londres (a partir del 3 de octubre) y por supuesto Italia. A 180 kilómetros de Florencia se halla la localidad natal de Rafael, Urbino, ahora con unos 14.000 habitantes, que lo darán todo por honrar al personaje de mayor brillo de su tierra cuando se cumplen 500 años de su muerte.
Milán también ha apuntado a la celebración y por supuesto Roma quiere dar la talla y reivindicar el increíble pasado artístico de Italia. El Palacio del Quirinal romano abrió el jueves una gran muestra que contará con dos importantes préstamos del Prado, 'La Visitación' y 'Sagrada Familia con San Juanito', obra también llamada 'Virgen de la rosa'. Se quedan en el museo madrileño obras tan importantes en la trayectoria de Rafael como 'La Sagrada Familia del cordero' o 'El cardenal', entre otras, por lo que acercarse a sus salas permite celebrar la perfección «casi incomprensible, escribió el historiador y Alfonso Pérez Sánchez, que el maestro renacentista desplegó en sus lienzos.
Una historia novelesca
En 1985, el Prado organizó 'Rafael en España', una muestra que revelaba la pasión de los reyes hispanos por los cuadros del italiano, las gestiones que tuvieron que hacer para conseguirlas y los precios altísimos que pagaron por ellas.
También incluía una sección sobre su influencia en los artistas españoles a través de las estampas basadas en las obras de Rafael, que se imprimían para copiarlos o como base para otras creaciones. Copiar al genio no estaba mal visto, como demuestra la 'Sagrada Familia' de Luca Giordano, uno de los artistas más destacados del siglo XVII y pintor de la corte de Carlos II.
Comisariada por un equipo dirigido por Manuela Mena, la muestra recogía réplicas tanto de los fondos propios como de colecciones privadas, una de ellas de Logroño, y otras eclesiásticas como la de la catedral de Ávila y del Seminario del Corpus Christi en Valencia. Entre los originales de Rafael destacaban cuadros como 'Caída en el camino del Calvario', también conocido como 'Pasmo de Sicilia'. Su valor artístico es incomparable, y la forma en que llegó a España, de lo más novelesca, al menos en el relato de Vasari, uno de los primeros historiadores del arte, célebre por sus biografías de los pintores renacentistas.
El lienzo se salvó del naufragio de la nave que lo llevaba a Sicilia por la intervención cuasi milagrosa de unos marinos genoveses. Llegó hasta la iglesia del convento benedictino de Santa María de Palermo, para la que Rafael la había pintado por encargo de un rico doctor en leyes que también había pagado la construcción del templo.
Felipe IV, el gran protector de Velázquez, era un ávido coleccionista de obras de Rafael e intentó varias veces adquirirla hasta que en 1661 llegó a un acuerdo con el prior del convento. El rey abonaría 4.000 escudos al año a la institución religiosa y 500 a él mismo. Una fortuna para la época, para una obra que ya gozaba de una enorme fama y aprecio. Los vecinos de Palermo estuvieron a punto de rebelarse, según Vasari, porque tenían una intensa devoción por la imagen.
Extraída del Vaticano
Rafael era un artista muy caro. En un inventario real de 1666, se tasaba un cuadro desparecido en el siglo XVII con el Niño, San José y Santa Ana en 3.000 reales de plata. Las obras de Leonardo estaban por los mil reales, a pesar de que el modelo de Rafael para sus retratos fue la 'Gioconda', por el efecto emocional de su mirada. En otro inventario real de los inicios del siglo XVIII, realizado a la muerte de Carlos II, atribuía a la misma obra un precio de 800 doblones. Sólo un cuadro de gran formato como la 'Adoración de los reyes' de Rubens llegaba a esa cantidad. En el censo de 1833, el 'Pasmo de Sicilia'alcanzaba los cuatro millones de reales, mientras que la obra más de cara de Velázquez estaba en 260.000.
Fue Carlos IV el que, en 1803 y siendo príncipe, adquirió 'El cardenal', atribuido entonces a Antonio Moro por su pincelada minuciosa. Aunque no hay pruebas documentales, seguramente perteneció las pinturas extraídas por los franceses del Vaticano en 1797. En una fecha indeterminada, se compró la 'Sagrada Familia del cordero', que entró en el Prado en 1837.
Pero no todas las grandes pinturas de Rafael en España estuvieron en manos de los reyes. La 'Virgen de la Casa de Alba' estuvo en posesión del duque de Alba hasta por lo menos principios del siglo XIX, cuando la familia se la vendió al embajador de Dinamarca en España. Hoy está en la Nacional Gallery de Washington.
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