25 años en pie por amor al teatro

El primer acto de la compañía amateur Luna Llena no estaba escrito en ningún libreto. Ni siquiera las protagonistas sabían cuál sería su papel en esta historia que dura ya 25 años, un logro que este sábado celebran en el Campos con la emoción y los nervios de un estreno. Eran «las madres del colegio de Zurbaranbarri» y organizaban festivales benéficos en Navidad. «Participaban los críos y preparábamos una sorpresa», cuentan. El público pedía más. Ellas fueron las sorprendidas cuando empezaron a reclamarlas en parroquias, residencias y asociaciones de mujeres.

Marina Merino es funcionaria, Rosa Quintana cuidaba a una persona mayor, Visi Martínez trabaja en un comedor escolar e Inés Gómez, en una residencia de ancianos. Tienen familia y obligaciones como cualquiera, pero además son actrices y lo que se tercie porque esta compañía la han creado ellas. Cuando los niños, «que ya han ido a la universidad y nos han hecho abuelas», dejaron el colegio, ya no había quien las parara. Formaron una asociación y empezaron en el circuito de mujeres de Getxo.

Ponen en pie una obra cada año y recorren los centros cívicos de Bilbao y los teatros de los pueblos. «Arrigorriaga, Getxo, Barakaldo... a Sestao vamos todos los años y nos conocen». Su repertorio ha evolucionado. «Empezamos dirigiendo nosotras cosas muy sencillitas pero crecimos con Mariluz Díaz, que nos dio un empujón y nos demostró que podíamos hacer cosas nuevas». Se atrevieron con 'Tengamos el sexo en paz', de Darío Fo; una obra que popularizó Charo López, de la que guardan muy buen recuerdo. «Estuvimos con ella cuando vino a Arrigorriaga y nos sacamos fotos, estuvo maravillosa. Nos animó mucho y nos dijo que admiraba lo que hacíamos. La gente grande de verdad suele ser así».

El teatro «es un antídoto contra la depresión», asegura Inés. «A mí me ha ayudado a salir de baches familiares, a levantar cabeza y tirar para delante. Tenemos malos ratos, con los nervios de punta. Antes de salir al escenario, piensas ¿quién me mandaría a mí meterme en esto? Pero ves a la gente y lo das todo». A Rosa le ha servido «para quitar la tontería de la vergüenza, que no sirve para nada. Yo disfruto muchísimo y también lo paso muy mal. Son muchas horas de estudio y a veces piensas: no voy a poder». Pero pueden. Cuando eran siete, representaron 'Confesiones de siete mujeres pecando solas'. Hubo un momento en el que solo quedaron dos, Marina y Rosa. «Nos miramos y dijimos: ¿qué hacemos? Pues hicimos 'La gran depresión'», la comedia que ahora interpretan Antonia San Juan y Nuria Roca.

«Siempre hemos tenido que luchar y seguiremos luchando», dice Marina. «Nos daban subvenciones cuando no pedía casi nadie, pero ahora te dan 300 euros y te hacen justificar un presupuesto de 5.000». Funcionan con un caché que pagan los ayuntamientos y ensayan en la parroquia de Zurbaranbarri, a veces en Bilbaoeszena. Desde hace diez años las dirige Kepa Gallego, actor y director que ha pasado por compañías como Geroa y Maskarada. «Como actrices han crecido mucho», asegura. «Lo que no tienen de escuela de teatro, lo tienen de tirarse a la piscina desde el trampolín más alto. Esa energía llega al público. Ojalá hubiera más amateurs dentro de la profesión, porque amateur viene de amar», defiende.

El dramaturgo Ozkar Galán, que las conoce bien, les ha hecho «un traje a medida», una comedia «en la que cada una tiene su momento de lucimiento». 'Porque me oprime el corsé' rinde homenaje a las mujeres vizcaínas. Recuerdan el trabajo de añas, rederas, sirgueras... las generaciones que abrieron camino a la igualdad. Los trajes lucen impecables y ya sienten el cosquilleo del estreno. Como dice Visi, «esta obra es nuestro niño y queremos que eche a andar».

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