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Domingo, 29 de marzo 2020, 04:15
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El joven escritor vitoriano Álvaro Arbina se ha planteado su tercera novela de manera muy distinta a las anteriores. Porque en aquellas había también misterio (y en cuál no lo hay) pero eran sobre todo novelas con una fuerte carga histórica y una gran labor de documentación. Aquí estamos ante un relato ambientado hoy mismo, en el que realiza un indisimulado homenaje a la reina del género: Agatha Christie. Y a la que quizá sea su novela más famosa (aunque no la más innovadora, ese honor le corresponde a 'El asesinato de Roger Ackroyd'), 'Diez negritos'. Si en aquella novela ocho personas (más el mayordomo y la criada) estaban en la única casa de una isla frente a la costa británica, en esta hay una decena que han sido invitados a un extraño inmueble en medio de un paraje inhóspito, rodeado de nieve.
Todos han llegado hasta allí tras recibir una carta en la que sus hijos, a quienes llevan meses sin ver ni tener noticia alguna, les citan para un feliz reencuentro. La casa ha sido construida por un equipo arquitectónico de vanguardia, y encargada por un joven admirador de las teorías de Thoreau. Antes de que los adultos lleguen, este muchacho y sus amigos han vivido allí durante tres meses. La acción se desencadena cuando los ocupantes de la casa que han llegado atraídos por la citada invitación aparecen muertos.
Arbina maneja con habilidad los distintos planos temporales y las ineludibles referencias literarias, que van de los autores citados a Kafka. Con todo ello construye un thriller con fuerte carga psicológica y un final que es un guiño metaliterario.
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