«El sexo se utiliza de herramienta de control y de castigo para las mujeres»

- Nati, la narradora, descubre un día qué es el poder y es como una iluminación. No se trata de sexo, ni de amor: es poder.

- Controlar. Ese es el tema. De hecho, todo esto arranca porque a la protagonista, que es una persona que cree que lo tiene todo controlado, la deja su amante y eso la desestabiliza del todo. Porque ve que ya no tiene el control, ya no decide, y de repente se le rompe la autoestima, cae en la depresión, empieza a liarla parda. Ella necesita que algo le reconstruya la autoestima de manera rápida. Y luego aparece este otro personaje que le hace cosas fuertes y ella descubre una manera de darle la vuelta a la tortilla; y siente ese poder, agarra el control.

- ¿Todas las relaciones son de poder?

- El hilo conductor de todas las tramas de la novela son los abusos de poder, las tres protagonistas femeninas están metidas en eso con diferentes aristas. Es complicado verlo. Se ve sobre todo en cómo he relatado las escenas sexuales: nadie se lo está pasando bien, son para humillar, mostrar poder, calmar la ansiedad, castigar. El sexo juega un papel en nuestras vidas que no es el que debería, debería ser pasarlo bien y reproducirte y en la realidad está muy presente de otras maneras.

- ¿Puede destruir a una mujer?

- Una de las cosas que quería mostrar en la novela es cómo el sexo en todas ellas ejerce de herramienta de control. No nos damos cuenta de eso, de que nos están controlando a través del sexo, hasta que pasa a ser herramienta de castigo. Desgraciadamente está a la orden del día. Se puede destruir a una mujer a través del sexo.

- ¿Tiene que ver con la educación recibida?

- Es fuerte porque se utiliza el que tengamos sexualidad, que es algo obvio como seres humanos que somos, para desprestigiarnos y, antes del castigo y la humillación, para menospreciarnos. Si ven que eres una tía que sale y entra, que tiene vida, eso se utiliza para quitarle valor a tu trabajo. 'Bah, es una loca'. Y se ve como algo normal.

- Es importante señalarlo.

- Afortunadamente cada vez se trata más en la literatura, pero se ha tratado muy poco. Tiene que ver, como tantas otras cosas, con cómo ha ido la producción cultural y cómo ha sido una herramienta para generar pensamiento para el patriarcado. Los podcast han sido importantes para poder escuchar esas voces femeninas hablando desde su punto de vista, de cómo nos atraviesa la vida a nosotras. Han cambiado algunas cosas, se han abierto grietas interesantes y ahora solo hay que tirar más para terminar de abrirlo del todo.

- Podcast y humor. Hasta hace poco se decía que apenas hay mujeres humoristas...

- Había muy pocas mujeres que les hicieran gracia a algunos, pero eso es otra cosa. Que no nos escuchen, qué más nos da. Ahí las redes sociales han sido importantísimas. Antes decidían todo en un despacho cuatro señores y su estereotipo de mujer era muy estrecho, cabía muy poca gente. Y en las redes ha habido más voces, se ha abierto el abanico, los temas, las maneras de abordarlos.

- Hay aquí un señor escritor que menosprecia a una mujer porque es joven y vende muchos libros. ¿Eso es muy real?

- Te juro que no es autobiográfico, pero es que como ese personaje existen mil. Es un arquetipo ya. Se les han visto muchas las costuras, escritores, columnistas, hombres muy reventados porque hablaban desde el lugar de no querer entender que tienen que compartir el pastel del prestigio con sus compañeras. Tener que competir con mujeres cuando antes, por el hecho de ser hombres, había tíos mediocres con puestos que clarísimamente no les correspondían. Ahora hay que repartirlo, las mujeres brillantes entran y ellos se suben por las paredes.

- ¿Por qué 'Ansia' y no, no sé, 'Poder'?

- Porque vivimos así, con muy poco tiempo libre y para disfrutar, estamos produciendo, y cuando tenemos un poquito de tiempo lo hacemos todo con ansia. Lo queremos todo ya, rápido. Nati representa a muchas personas de entre 30 y 60 años.