«En Rusia eres silenciado si te expresas como individuo»
Exiliada en Georgia desde la invasión de Ucrania, la autora rusa participó en Gutun Zuria. «La guerra está en la cultura»
Es un poco raro: alrededor de Azkuna Zentroa, donde se celebra este Gutun Zuria al que está invitada la autora rusa Anna Starobinets, hay varias ... concentraciones de personas reivindicando cosas. Suenan sirenas, suenan gritos, se tiran octavillas. La gente expone su situación, reclama. Eso es algo que en Rusia, el país que abandonó Starobinets hace dos años, es difícil. Ella misma, cuyos libros se salen de la tradición soviética -de lo que la famosa Unión de Escritores quiere-, es considerada una traidora, cero patriota. Por sus «palabras», dice. Como muchas de sus amistades, algunas en la cárcel. Starobinets venía al festival literario bilbaíno para hablar junto con Bibiana Collado y Abdellah Taia de 'La guerra y la tregua, el pasado y el futuro'. Y la guerra es más que las bombas.
Actos de Gutun Zuria hoy
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Isaac Rosa y Natalia Balseiro Teatros del futuro. Tertulia. 16.00 h. Mediateka TK 101.
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Jon Mikel Euba y Txomin Badiola La escritura del sin-saber. Conversación. 17.30 h. Sala Bastida.
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Lucía Lijtmaer y Brenda Navarro El periodismo cuenta, la ficción no inventa. Conversación. 19.00h. Auditorio.
- Hay una guerra que no es el conflicto bélico en sí, ¿no?
- Sí, yo formo parte de la guerra y no tiro bombas ni me las tiran. Hay una guerra en la sociedad, en los medios de comunicación, incluso entre amigos del colegio. En Rusia han constituido una asociación de artistas que se llama 24 de febrero -por el día en que empezó-: si formas parte de ella eres patriota, y por oposición la gente como yo somos los traidores. La guerra está en la cultura. Y puedes ir a prisión por tus palabras, yo podría estar en la cárcel en Rusia.
- ¿Cuándo se fue a Georgia?
- Dos semanas después del comienzo de la guerra. Pero como es una guerra mental, de ideas, también la vivo allí. Los rusos son el 20% del país y hay mucha gente mayor que es prosoviética, el mismo parlamento lo es aunque el presidente sea proeuropeo. En las próximas elecciones, veremos. Alrededor de mi casa hay pintadas de 'Fuck Russia' y 'Russians Go Home' y la gente me pregunta por qué no derrocamos al tirano. Pero si gente muy influyente y rica de todo el mundo no puede, ¿cómo puedo yo? El otro día le pregunté a un taxista por qué no derrocaron a Stalin en su momento… Es lo mismo. Al mismo tiempo, por esas conexiones históricas y económicas entre los dos países, yo puedo residir allí sin visas, tengo derecho. Si cambia el Gobierno, no lo sé.
- ¿Tiene miedo?
- Más que miedo es incertidumbre. Yo antes vivía con planes de futuro, ahora no. No temo por mi vida o por mi libertad, por las bombas o por las amenazas, no es mi caso, es más la ansiedad que genera la incertidumbre.
- Usted escribió un testimonio sobre el aborto en Rusia ('Tienes que mirar', Impedimenta) que yo diría que habla de otra guerra, la que se libra contra los derechos de las mujeres.
- Hace poco llegué a la conclusión de que es la misma guerra: la lucha de atender los derechos humanos, las emociones de los individuos, de las mujeres. El libro es un acercamiento antisoviético, anticolectivo, desde lo personal y no como parte de un organismo más grande, lo colectivo. Eres silenciado si te expresas como individuo. Hacerlo es una traición a la mentalidad rusa moderna. Sigues las normas del enemigo. Y no te toleran.
«Si sufres no te atienden»
- ¿El 'homo sovieticus' sigue vivo?
- Los soviéticos eran espartanos; si sufres no te atienden, eres un débil y eres borrado. Tú tienes que ser fuerte, no quejarte. Es una mentalidad ancestral, del pueblo. Todos los viejos cuentos de hadas hablan de soportar el dolor con dignidad.
- ¿Por ejemplo?
- Hay tres hermanas en el bosque helado y pasan mucho frío. Llega la figura que crea la escarcha y les va preguntando si tienen frío. Las dos primeras dicen que sí y las congela. Y la última dice qué va, por supuesto que no, me encanta este bosque… y la salva porque la respeta. Es decir, no te quejes.
- Usted es conocida en Rusia por sus cuentos de ciencia ficción…
- Construyo una realidad para que confíes en ella y luego introduzco un elemento perturbador de ciencia ficción que es el que nos apela.
- ¿Se cuela la realidad rusa en sus ficciones?
- Soy de una generación de escritores que no nos consideramos descendientes de los soviéticos, que hablamos de lo personal, que hemos sido traducidos… Pero esta guerra es como una máquina del tiempo que nos ha tragado, no podemos ignorarlo. Y en nuestros libros reaccionamos de alguna manera a esa realidad.
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