«Lo que está más cerca es invisible», dice Jesús Carrasco. EFE
Jesús Carrasco | Escritor

«Hay mucho placer en el trabajo manual y es emancipador»

En la premiada 'Elogio de las manos' propone una mirada «asombrada e infantil» a lo cercano a partir de una experiencia personal

Viernes, 3 de mayo 2024, 00:37

Jesús Carrasco se dio a conocer en 2013 -en lo literario- con 'Intemperie', una novela en la que lo cercano era protagonista. Dice el escritor, ... ahora que ha publicado 'Elogio de las manos', el libro ganador del Premio Biblioteca Breve, que esa es una constante en su obra. Esta novela basada en hechos reales reduce aún más el ámbito y el espacio para poner el foco en lo que es tan habitual que ya ni lo vemos.

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- Habitaron una casa que iba a ser demolida y descubrieron otra forma de vida, la provisionalidad.

- Es la forma natural de estar en un sitio en realidad. La vida se acaba, es de naturaleza provisional. Lo que pasa es que nos olvidamos y tenemos una enorme tendencia a intentar estabilizar la realidad como si fuera todo controlable. Pero no es así. Y ahí la casa funciona bien como metáfora de la vida, ambas provisionales. Eso te obliga a improvisar. En el caso de la casa de la novela, te obliga todo el tiempo.

- ¿El libro habla de otra manera de estar en el mundo?

- Es curioso, parece una forma de vivir exótica pero yo diría que es la más normal, prestando atención a lo que te rodea, concediéndote tiempo para percibir los contornos, con un mínimo de cuidado para todo: hacer la comida, dedicarle tiempo de calidad a tu hijo y tu pareja, vivir un poco más despacio cuando parece que el tiempo escasea. La novela propone una mirada asombrada a lo que te rodea, que es también una mirada infantil en el mejor de los sentidos. Para mí, la categoría de 'infantil' está llena de sentido y de riqueza.

- ¿Lo infantil no es pueril?

- Ni poco desarrollado, ni simple. Cuando hablo de mirada infantil, hablo de asombrada, fresca, nueva. El niño lo mira todo así y lo abraza todo de una manera lúdica, que me parece una maravillosa manera de estar en el mundo no solo por ser divertida, sino porque nos permite conocer. Si no tenemos miedo a aquello a que nos enfrentamos, nos podemos dirigir a ello y aprender de ello, sea una tarea u otra persona. Y no es ser ingenuo, es más bien una voluntad de querer abrirse al mundo y aprovechar la vida tan rica como es.

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Amenaza de derribo

«La vida es de naturaleza provisional como la casa, lo que pasa es que nos olvidamos»

- 'Intemperie' ¿se nutría ya de esa casa, del entorno, de estas ideas?

- Todas mis novelas comparten algo: la atención privilegiada al detalle. Para mí el momento cumbre de 'Intemperie' es cuando el cabrero enseña al niño a ordeñar y le pone las manos en las ubres y con ese detalle, esa cercanía, le transmite oficio, dignidad, futuro. Creo que en todos mis libros ha sido así, y en este aún más; el espacio es muy cercano, el doméstico.

- Se reivindica mucho ahora ese ámbito más cercano.

- Yo he intentado darle un espacio central, sé que está en el signo de los tiempos, lo noto, lo experimento en mi vida privada. Para mí, literariamente, cada vez es más fértil. Me atraen ficciones literarias que me cuentan aquello que no conozco, que me enseñan la vida de otro, y yo estoy buscando mi vida y la vida de otros en un espacio que había pasado inadvertido. Las cosas más importantes de mi vida han sucedido ahí, dentro de una casa.

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-¿Le hemos dado poca importancia?

- Teóricamente parece poco lucido, ¿no? Depende de la mirada que le dediquemos a cada cosa. No es muy espectacular pero sí muy rico, muy fértil.

- Y a las manos, ¿les hemos prestado poca atención?

- Cuanto más cerca, más invisible. Las manos están ahí, a la vista. Y han pasado inadvertidas. Hay poco escrito desde el punto de vista literario, sí ensayos. Y tienen una enorme riqueza, complejidad anatómica e importancia en el desarrollo de lo que somos. Tú manejas el boli y yo bebo de este vaso porque tenemos manos que han sido capaces de llevar nuestra inteligencia hasta donde está.

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- Que tenga que venir un escritor a contárnoslo...

- Para eso está la literatura también, para abrir esos espacios de sensibilidad.

- ¿Por qué tantos libros en esta novela?

- En casa se cocina, se hacen los deberes, se ve la tele y se lee mucho. No podía dejarlo fuera. El primer mueble que mi mujer y yo tuvimos en nuestra casa fue una librería que construimos nosotros. Ha sido el centro de todas nuestras casas. Era curioso, porque a partir de ese mueble luego teníamos que buscar casas de techos altos para que pudiera entrar, no soportábamos la idea de tener que cortarla. Sigue con nosotros. Ahora está en mi zona de trabajo.

- Usted reivindica en 'Elogio de las manos' ese trabajo manual que ya no hacemos.

- La mala noticia es que no lo hacemos, la buena es que podemos seguir haciéndolo. En Youtube hay toda la transmisión de conocimiento manual que quieras. Nos falta el ánimo de querer hacerlo. Yo solo digo que hay mucho placer en ese trabajo manual y que todos tenemos la posibilidad de intentar hacer algo. Y que eso es emancipador.

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- ¿Emancipador?

- Arreglar un enchufe, hacer un dibujo con la mano izquierda, intentar algo que creías que no podías hacer es el inicio de la emancipación. De intentar, de eso va la novela.

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