«Somos nuestro pasado y el de quienes nos precedieron»
La escritora crea en 'Muerte en Santa Rita' una comunidad peculiar a la que volverá en próximas entregas literarias
Elia Barceló ha vuelto al Mediterráneo, al color, los aromas y la alegría de vivir que reinan en un caserón que fue un balneario y ... en el que ahora una escritora nonagenaria aloja a un puñado de personas, desde estudiantes a jubilados, que colaboran en las tareas domésticas y ayudan con los gastos. Un ambiente idílico hasta que llega un buscavidas, antiguo amante de la dueña aunque treinta años más joven, con el apenas disimulado proyecto de casarse con ella para quedarse con la casa y venderla a una empresa hostelera. Lo que sucede es que la misma noche que se anuncia el compromiso el hombre aparece muerto en la piscina. Una muerte que parece convenir a todos los residentes, incluida la también recién llegada sobrina de la dueña. Esa es la trama de 'Muerte en Santa Rita' (Rocaeditorial), desde mañana en las librerías.
- Comenzó en la ciencia ficción y aunque en otros libros anteriores había crímenes este es el primero con una investigación policial convencional. ¿Cuándo decidió pasarse al 'noir'?
- Cuando terminé 'La noche de plata', mi anterior novela. Después de describir un ambiente tan oscuro, en pleno invierno, y una trama con niños desaparecidos y muertos, me di cuenta de que era verano y estaba en Elda, bajo las palmeras. Fui consciente de que me había hartado de escribir, y también de leer, novelas ambientadas en el centro y el norte de Europa, con frío y policías alcohólicos. Y me propuse contar un crimen 'ligero'.
- Con guiño a Agatha Christie.
- Sin duda. El crimen ocurre dentro de un espacio cerrado, una comunidad en la que vive gente muy distinta. Un edén al que de pronto llega la serpiente y amenaza a todos.
- El caserón es otro personaje.
- A mí siempre me han gustado mucho las casas y los jardines. Cuando visito una ciudad por vez primera, una de las cosas que antes hago es visitar el jardín botánico, si lo hay. Necesitaba una casa grande para esta comunidad, de forma que sus habitantes vivan juntos pero tengan intimidad.
- ¿Conoce comunidades así, con gente que vive de forma permanente y otros que entran y salen?
- La base de todo es un invento mío. A medida que envejezco me interesa saber qué pasa cuando la gente se hace mayor. Estaría bien disponer de un sitio como este, donde cada cual aporta lo que puede hacer: los jóvenes unas cosas y los mayores, otras. Es agradable relacionarse entre diferentes generaciones, y es algo cada vez más extraño. Las generaciones hoy son muy endogámicas, la gente se relaciona sobre todo dentro de la suya.
«Las generaciones son hoy muy endogámicas. Cada uno se relaciona sobre todo dentro de la suya»
- Sus personajes, al menos los que hacen avanzar la trama, tienen la misma edad que usted. ¿Es casual o está buscado?
- Al principio no lo hacía a propósito, pero luego ya sí. Las mujeres de mi edad, y mayores, no existen en el arte. Con unas pocas excepciones, a partir de la menopausia desaparecen. Y las estadísticas dicen que a esas mujeres les quedan al menos 30 años de vida. Por eso tienen cosas que decir y hacer. Y he decidido darles voz. Por otra parte, me resulta muy cómodo que tengan mi edad porque así sus recuerdos de infancia, el ambiente en el que se desarrolló su juventud, es el mío.
- Otro aspecto común a sus novelas que aquí de nuevo tiene gran relevancia es el pasado. ¿El pasado vuelve siempre para condicionarnos?
- Mucha gente no se da cuenta de que somos nuestro pasado y el de quienes nos precedieron. Uno hereda las culpas y los pecados de sus antepasados. Hay cosas de familia que muchas veces no se dicen pero están ahí. Y te marcan aunque no hubieras nacido cuando sucedieron.
- También regresa al Mediterráneo cada cierto tiempo.
- Tengo una manía muy arraigada en cuanto a localizaciones: siempre hablo de lo que conozco. Por eso ambiento mis novelas en ciudades en las que he estado y en las que me muevo por sus calles con facilidad. Si no uso para ello Madrid y Barcelona es porque ya muchos lo hacen; no veo el interés de sumarme a eso. Y también sucede que escribo de mi luz. Después de 40 años de vivir en Austria -donde aún paso al menos seis meses cada año- echo de menos la luz del Mediterráneo, el paisaje, la comida...
«A medida que envejezco me interesa saber qué pasa cuando la gente se hace mayor»
- ¿Escribió esta novela durante el confinamiento?
- No, ya nos permitían viajar así que pude venir a España, donde la empecé, y luego la terminé también aquí, la pasada primevera.
- Pero no habla de la pandemia ni sus secuelas.
- No. Sitúo la novela en 2017 porque no quería que me pillara el confinamiento y he decidido darme un margen temporal porque pienso escribir más novelas sobre Santa Rita, contar más detalles de su origen, con personajes repetidos y otros nuevos.
- ¿Hará una serie?
- Supongo que serán tres, cuatro como mucho. En cada una habrá un crimen pero no necesariamente en la casa, sino en el entorno, y eso nos permitirá descubrir su historia.
- Usted no parecía muy dada a escribir series de novelas.
- Lo hice una vez, con la serie 'Anima mundi', que son más de 1.500 páginas, y quedé tan agotada que decidí no abordar nunca más un proyecto en varias entregas. Pero cuando terminé 'Muerte en Santa Rita' descubrí que me quedaban tantas cosas por contar de la historia de la casa que lo natural era hacer una segunda entrega, cuya primera versión ya tengo terminada. Luego habrá una tercera, aunque en medio puede que escriba otra cosa.
- ¿Escribirá de la pandemia?
- No tengo intención de hacerlo. Ya lo hemos vivido todo... Si algún día me animara, sería para hacerlo en el género de ciencia-ficción.
El libro
-
Muerte en Santa Rita de Elia Barceló.
-
Ed.: Roca 484 páginas. Precio: 20,90' euros (ebook, 8,99)
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión