Martí Gironell narra el daño hecho por los bulos a los judíos catalanes
El escritor se sitúa en Besalú, en Girona, durante la Edad Media para abordar la convivencia entre religiones y su pérdida
elena sierra
Domingo, 20 de septiembre 2020, 01:41
Hace 13 años, el escritor Martí Gironell dejó al maestro de obras Pere Baró estudiando el manuscrito sobre la construcción del puente románico de Besalú que, en el siglo XIV, había sido destruido por una tromba de agua. El puente, vuelto a levantar en algún momento de la historia por Baró, es un emblema de la localidad, y no solo por la firmeza de sus pilares y arcos y por el servicio que le hizo durante siglos al crecimiento de este municipio de La Garrotxa. Situada en un cruce de caminos, el comercio de todo tipo de mercancías fue una de sus grandes bazas. Lo es también por lo que tiene de proyecto conjunto entre comunidades diferentes. Los judíos y los cristianos de aquella época trabajaron codo con codo en su financiación y construcción.
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Bagdad, ciudad de paz
Esta infraestructura, apunta ahora el autor de 'El puente de los judíos' y de su continuación 'Palabra de judío' –recién publicada por Planeta y en la que Baró consigue hacer realidad la recuperación de este paso frente a intrigas religiosas y palaciegas que a punto estuvieron de dar al traste con su sueño– es un símbolo de la necesidad de entendimiento. «Se nos olvida rápidamente que ese entendimiento es posible, y que ha sido una realidad en muchos lugares. Bagdad fue durante mucho tiempo llamada la ciudad de la paz porque en ella convivían gentes de todas las religiones. Hasta que alguien empezó a malmeter por cuestiones religiosas y aquello estalló», explica el escritor catalán.
En Besalú, Girona y toda Cataluña los judíos y los cristianos convivieron también durante mucho tiempo, respetándose, trabajando juntos. «En la construcción del puente estaban a partir un piñón. Pero comenzaron los bulos, las mentiras, los engaños, porque a alguien le interesaba ofrecer una visión muy distinta de la realidad... y se sembró una sombra de la duda que fue el paso previo al odio».
De los judíos se decía que hacían sacrificios de niños. Y el pueblo llano, cayó en la trampa. «Eran nuestras 'fake news', con la diferencia de que entonces nadie podía contrastar. Y por culpa de estos bulos pasaron cosas como que las parejas mixtas que había fueran ejecutadas», recuerda.
Además de defender la idea de la necesidad de tender puentes, 'Palabra de judío' reivindica el poder de las palabras. «Pueden crear vida, como pueden destruirla. Y se han ido devaluando. La gente que tiene el poder, le da categoría de real a lo que no lo es». ¿Habla del famoso relato? «Eso es. Se puede crear un relato de vida, de ilusión, que construye otras formas de ver la realidad y de enriquecerse unos a otros, o todo lo contrario».
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