«Es el libro el que te encuentra a ti»

Como veterano, tiene claro que a esta feria hay que venir más de una vez, «rebuscar y luego entrar en los puestos». Las 43 casetas instaladas en El Arenal conforman un paisaje inmutable en el que siempre se puede encontrar algo nuevo. Imposible no fijarse en los libros que exhibe José Antonio Valladares, especializado en facsímiles y ediciones limitadas de obra gráfica original. Este año ha traído una Constitución de gran formato, con 41 grabados firmados por los artistas: Miró, Genovés, el Equipo Crónica... «Igual hay quien me toca las narices, pero para mí es como si fuera 'El Quijote' o 'La Celestina'», dice. «Es rarísimo, lo compré en una subasta. Por menos de 17.000 euros no lo suelto».

Le rodean obras como los 'Estudios sobre papel de Picasso para el 'Guernica'' y reproducciones de las carpetas de Chillida con proyectos y bocetos en una caja con marco de hierro, «pensada para colgarla como un cuadro». Importan mucho los detalles, como el 'Quijote' ilustrado por Mingote que en la primera página incluye una lámina firmada por él. Se publicó en 2005, en el cuarto centenario. «Estuvo tres años trabajando para ilustrarlo».

«La antigüedad por sí misma no da valor a un libro», afirma el vitoriano Txema Sandoval. «Por 200 euros puedes tener uno del siglo XVIII que no tiene tema, los realmente curiosos son difíciles de encontrar». En su caseta habitan todas las almas de la feria. Desde rarezas como «un Corán de 1600 que perteneció a un rey» y «el primer libro de abogacía publicado en España», en 1563, hasta fondos de ocasión e incluso sus propias novelas. «En casa de mi abuelo había 30.000 libros y escribo desde los nueve años», cuenta. También es actor, y le ayuda combinar distintos frentes. «Hace 30 años en Bilbao había 50 o 60 bibliófilos, ahora quedan 10 o 12».

Por el contrario, el mercado en el que trabaja Josu Mikel Mazas Romero no para de crecer. Su especialidad son los libros descatalogados «y el ciclo se ha acortado mucho. Antes duraba de ocho a diez años y ahora en tres años ya están descatalogando fondos», explica. Nacido un 23 de abril dentro de una saga de libreros que inició su abuela, su oficio es «vocacional». Tiene 80.000 fichas clasificadas en su almacén y la paciencia suficiente para buscar secretos en los libros que aumentan su valor. «Marcas, subrayados... en un ejemplar de 'El día que murió Gernika' encontré anotaciones de un testigo presencial del bombardeo», recuerda.

Todos los clásicos que faltan en nuestra biblioteca están aquí, algunos por tres euros. 'El ruido y la furia', 'Historia universal de la infamia'... Los libros de Austral -de todos los colores- comparten su sabiduría por cuatro euros y las aventuras de Julio Verne se visten de gala por cinco. Las colecciones de 'Los Cinco' y 'Joyas Literarias Juveniles' apelan a nuestra nostalgia y el investigador que llevamos dentro puede entrenarse con Agatha Christie y otros muchos autores, aunque este año tiene especial protagonismo Stephen King. Es habitual buscar un título en concreto, pero, «al que le gusta el libro, lo mira todo». Lo sabe bien Pablo Parra, que viene de Huesca. «Siempre digo que tú no encuentras un libro, es el libro el que te encuentra a ti». Su caseta, rica en fondos cervantinos y de ensayo, tiene «un público fiel» en el que abundan los estudiantes de Filosofía. También ha traído primeras ediciones de Unamuno, como 'Paz en la guerra' y 'Abel Sánchez'.

Los fondos vascos forman parte del contenido y de la identidad de la feria. Luis Lázaro ha traído de Madrid ejemplares «de antes de la guerra» como la traducción de 'Macbeth' al euskera que hizo Toribio Alzaga, rey del teatro en su época, en 1926, cuidadosamente forrada en plástico. De la misma época es el libro de poesía 'Txindor' del tolosarra Emeterio Arrese, que salió a la venta por tres pesetas y ahora tiene un precio de 200 euros.