La fiesta lectora de la Feria del Libro de Bilbao es en esta edición, si cabe, más local que global, es decir, más volcada en ... la promoción editorial cercana y en la creación local y regional, que en el panorama literario nacional o general. Esto se nota claramente tanto en el número y en los expositores de la feria, como en el calendario, en las firmas anunciadas y en los eventos previstos. Pero nada que objetar al respecto, por supuesto, ya que, si de un lado la de Bilbao en su tamaño también promociona la lectura en general o nutre su hábito con una amplia oferta de géneros, temas y autores, de otro también tiene toda la lógica que su principal objetivo sea el de servir como trampolín o como acercamiento a los lectores de los autores y las editoriales locales, sobre todo cuando las grandes nacionales centran sus principales esfuerzos promocionales en la Feria del Libro de Madrid y en la primavera catalana.
Desde este punto de vista, el trabajo siempre encomiable de la Cámara del Libro de Euskadi debe valorarse positivamente en sus justos términos, muy especialmente por su empeño tradicional por valorizar la literatura y el conocimiento de muchas editoriales y autores vascos. Otra cosa distinta es la importancia socioeconómica de Bilbao y del País Vasco, la magnitud de su sociedad lectora o las posibilidades de aprovechamiento que en ello tiene el sector editorial nacional, una de las tres verdaderas industrias culturales de España, todo lo cual haría deseable una feria del libro en Bilbao con mayor dimensión física y presupuestaria, con una mayor presencia de autores nacionales o internacionales en las firmas y en los eventos paralelos, con un mayor respaldo de las instituciones locales y regionales y hasta con una mayor repercusión de esta gran fiesta lectora en el conjunto de la ciudad.
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