«Estoy en política sin dejar de ser yo misma»
«Ser trans no es un capricho ni una moda, sino un sentimiento con el que nacemos... a veces»
La activista Daniela Requena (Valencia, 1991) acaba de publicar 'Mamá, soy mujer', su diario de una chica trans en el que cuenta el proceso por ... el que llegó a ser, físicamente, lo que sentía que era desde muy pequeña. Como en sus redes sociales, Requena no tiene problemas en llamar a las cosas por su nombre, en hablar de sexo y de hormonas y de vaginoplastia -la colgó en YouTube- y de mostrarse al mundo como es, también como secretaria de LGTBI+ y diversidad del PSOE valenciano.
- A los que dicen que nadie nace en el cuerpo equivocado...
- Les diría que son personas poco empáticas, crueles, que carecen de sentimientos y que su argumento no tiene ni pies ni cabeza. Supongo que no habrán conocido a personas trans, que no han podido descubrir que realmente no es un capricho ni una moda ni una comedura de coco, sino un sentimiento con el que nacemos... a veces. Porque no hay una edad estipulada a la que una persona diga: 'Soy trans'. Hay personas como yo, que a los cinco o seis años, como dicen mis padres, ya lo manifestaba, y otras que lo hacen a los 20 o a los 40, cuando se dan cuenta. Y no pasa nada.
- Es una experiencia vital que se niega.
- No entiendo por qué se empeña la gente en meterse en la vida de los demás y en poner obstáculos en el camino hacia la felicidad de una persona.
- ¿Usted a los cinco años ya decía que era una chica?
- De manera inocente, sin saber ni lo que era la palabra transexual, ya lo manifestaba, sí. Pero no fue hasta los 16 años, consciente ya, cuando lo verbalicé por primera vez a una amiga.
- Y luego tardó años en hacer la transición física.
- Porque a partir de los 16 empezó lo que yo denomino transición emocional, interna, que es casi más difícil que la transición física. No, casi no: es más difícil, lo afirmo. Es más importante porque entras en una etapa de debates, de miedos, de confesiones internas, que son los meses o años anteriores a empezar la transición física. Desgraciadamente, como lo que se ve es esta, es con lo que se queda la sociedad. No son capaces de ver que para cuando una persona da ese paso, antes ha habido muchos pensamientos.
«La transición emocional es más difícil que la física porque entras en una etapa de miedos, de confesiones internas»
- ¿No existían referentes públicos para ese debate interno?
- Creo que por eso retrasé mi transición. Fue muy dura esa etapa de sentir que yo quería ser una mujer, que yo era una mujer, y no encontrar espejos en los que mirarme, no conocer a nadie que hubiera pasado por lo mismo. Aquello que sí veía sobre la transexualidad era turbio. Y yo tenía muchos miedos por eso.
- ¿Y miedo a hacer daño?
- Por supuesto. Una vez que tuve claro quién era yo, vinieron los miedos por no querer hacer daño a mi familia. Yo no me perdonaría hacer daño a mis padres por querer ser feliz yo, es un poco contradictorio, pero es así. Ahora cuando recordamos esa época, pensamos que cuántas preocupaciones para nada.
- Aun así, todavía hay progenitores que no están preparados para una noticia como esa.
- Contamos con cada vez más herramientas -libros, internet, redes sociales, cobertura en medios- y ahora el progenitor que no acepta a sus hijos o hijas es porque no quiere. Y yo, a aquellas personas que no ayudan a sus hijos, solo puedo decirles que muy mal. Que tienen que acompañarlos porque solo buscan la felicidad.
- En redes y en el libro habla sin pelos en la lengua.
- Con normalidad, con naturalidad, lo cuento todo. Desde el optimismo, abordo todos los temas.
- ¿Y en política puede ser tan directa?
- Yo quizá sea el perfil menos político que existe del mundo. Una tía que hace topless, que habla sin pelos en la lengua, que se abre de piernas y cuenta en redes que se ha enamorado de un chico que vota a Vox. Pero la política me quería, y creo que hay trenes que no hay que dejar pasar. A través de la política divulgo el mismo mensaje que en redes pero respaldada por un partido como el PSOE.
- ¿No ha cambiado su lenguaje?
- No, no, no. Lo dejé muy claro en la primera conversación que tuvimos cuando me lo propusieron: yo no voy a cambiar, no voy a fingir ser otra persona, no quiero. Mi objetivo no es progresar en la política, sino ayudar a otras personas. 'Be yourself', me dijeron, y estoy en política sin dejar de ser yo misma. Basta de ser formales solo por el escaparate.
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