Álvaro Arbina presenta hoy en Vitoria su libro 'Los años del silencio'

Tras engancharse con la historia, Arbina tenía claro el rumbo. «Tengo que escribir una novela, tengo que entrar en ese pueblo (Gaztelu) y en las mentes de esos personajes –cómo hablaban y sentían– para rellenar esa lagunas con elementos de ficción y mi intuición como escritor».

Aquí el novelista se encuentra con «personajes de un entorno rural, aislado, que han salido a la luz por protagonizar un hecho espeluznante y llamativo. Pero no hay datos sobre ellos, como sí puede haberlos acerca de una figura histórica relevante», contrasta el autor.

Cuando Arbina mira a la madre de familia que es el eje del relato, detalla que «sabemos de ella que era una madre que no se separó de sus hijos hasta el final. Estaba sola en casa porque su marido trabajaba en el carbón en las montañas. Decían que era bella, rubia, alta, de ojos claros. No se sabe mucho más, tienes que tirar de mucha intuición y andar con mucho cuidad... Todos estos retos me enriquecen como escritor», subraya quien, para no quedarse en la ya compleja elaboración de la novela, apuesta por llevar la historia al mundo audiovisual.

Y, por supuesto, esto supone todo un replanteamiento del propio papel del autor, en principio como guionista de un largometraje. «En la literatura tú eres mucho más amo y señor de lo que estás escribiendo. La historia está bajo tu control casi absoluto, siempre que la editorial sea respetuosa con tu trabajo creativo y estemos en sintonía con lo que queremos contar». Al dar el salto a la pantalla, Arbina sabe que «el guion va a recibir muchísimas opiniones y se va a reescribir muchas veces».

Explica el novelista que hace ya tiempo que empezó a estudiar cine y que, en principio, se planeó un largometraje con 'Los años del silencio'. «Era una primera versión, en la que me basé para empezar a escribir la novela».

Cuando ya estaba avanzada, el autor retornó al guion audiovisual «porque el libro me estaba pidiendo cambiar algunas cosas. El lenguaje literario me permitía entrar en los pensamientos de los personajes, desarrollar sus voces interiores, empecé a conocerlos mejor y también cómo quería que fueran el pueblo y el valle», relata Arbina.

Además, surgieron las mentorías impulsadas por la asociación de productores Apika. «Empecé a reunirme con Miguel Machalski, que es un analista de guion de primer orden internacional. También, a nivel de producción, con Gloria Peña, también presupuestando la serie».

«Decidimos convertirlo en miniserie. y todavía habrá más reescrituras», calcula el autor, que completa su historia con apuntes de planos y secuencias ilustradas por su mano de arquitecto y dibujante. «Por mi formación, tiendo a expresarme a este nivel y algunas escenas las he esbozado antes de escribirlas», indica Álvaro Arbina, que está en conversaciones con varias productoras. «Los plazos pueden variar muchísimo», matiza. Pero en su cabeza hasta ha puesto caras actorales a los personajes. Y hasta marcos de localizaciones. Sin olvidar que surgirán nuevos ajustes.