Alex Oviedo disecciona con humor la tiranía de la rutina en su última novela
El autor bilbaíno mantendrá esta tarde en la Fnac un encuentro con los lectores y firmará ejemplares de 'Como todos los días'
Al narrador de la última novela del escritor bilbaíno Alex Oviedo, la mujer con la que le gustaría tener algo más que una relación de amistad como la que tiene, le pregunta cómo puede gustarle tanto el cine y cómo puede ver varias veces la misma película. Si solo fuera eso, poco problema habría, la verdad. Lo que le ocurre en realidad al protagonista de 'Como todos los días' (El Desvelo Ediciones) es que todo, pero todo, lo ve a través del cine, lo compara con la ficción, tiene como vara de medir lo que ha visto y oído en la pantalla, sea en la grande o en la pequeña. «Todas sus referencias están ahí, es su ejemplo vital», resume Oviedo, así que mal va la cosa; su realidad rutinaria y monótona, sus relaciones poco satisfactorias en lo personal y en lo profesional, nada tienen que hacer si se tiene como estándar lo que pasa en las películas.
Oviedo estará hoy en la Fnac (19.00 horas) presentando y firmando ejemplares de esta novela corta -solo 149 páginas en formato más pequeño de lo habitual-, con la que ha querido hacer una comedia y reírse de algunas cosas, con un punto irónico: ahí están las quedadas insustanciales con los colegas de toda la vida, los jefes incompetentes que son 'hijos de', los funcionarios con ínfulas y mal gusto en el vestir pero mucho poder, y la mujer imposible (imposible de conseguir, se entiende, aunque es todo un carácter también). A este personaje no le gusta nada su vida y termina embarcándose en una paralela para ver si vive un poco más. «Se proyecta en alguien que no es. La rutina lo mata. Para él todos los días son iguales, y eso que no lo son porque van cambiando cosas. Él sabe que quiere cambiar pero no es capaz, nunca concreta el cambio. Como tantas personas de mi edad», sostiene el autor.
El caso es que, por unos días y mientras avanza la novela, el narrador va a vivir con un pie puesto en otra vida... con ecos de ficción cinematográfica. Desde que es testigo de un robo en casa de sus vecinos hasta que acaba en el hospital, va a pasar por un ligoteo en el paso de cebra cual comedia romántica, disputas con los jefes -«tiene un problema con la autoridad»-, encuentros con la policía y también con los ladrones (en una ducha de un gimnasio, muy de cine negro, sí), una cena un poco loca con la amiga del principio y una persecución y todo. Entre la comedia y la tragedia, así está la historia para este protagonista que no puede dejar de soltar títulos y hasta diálogos de películas como si la vida estuviera en otro lado.