Ilustrado
Autor y persona, sacerdote e historiador, ilustrado y mundano, pero siempre en ese medio camino, difícil y difuso, entre la disciplina católica, el sentido práctico ... de la Compañía, los asuntos temporales o terrenales y la propia libertad del ser humano. Está claro que de Fernando García de Cortázar se conoce y se discute bien su obra, su aportación divulgativa y esa voluntad férrea, tan combativa como inteligentemente exitosa en lo editorial, siempre encaminada a vincular fidedignamente el pasado histórico de España con una identidad nacional y cultural ahora cuestionada y a menudo tergiversada.
Pero queda pendiente, creo, la reflexión serena sobre el personaje, seguramente otra secreción brillante de ese 'sentido útil' o de ese espíritu humanista tan arraigado en la Compañía, donde no es infrecuente que colisionen la obediencia ciega como pilar básico de una orden jerarquizada, la autonomía individual como fundamento del pensamiento y la cercanía con los asuntos terrenales como medio de influencia para alcanzar ese anhelo ignaciano de la perfección de los prójimos.
Un difícil equilibrio también perturbado, a veces, por las propias debilidades humanas o incluso por esa sublime arrogancia intelectual de los más brillantes. ¿Fue García de Cortázar un ejemplo destacado de ese utilitarismo religioso e ilustrado, alejado de las imposiciones devocionales y en las antípodas de la moral jansenista?
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