Humor y tragedia en un «puto barco» donde sobra gente

La semana pasada murieron ahogados al menos veinte de los ochenta migrantes que fueron arrojados por la borda frente a las costas de Obock, en Yibuti. Había «sobrecarga» en ese barco que se dirigía a Yemen -desde donde miles de etíopes y somalíes intentan llegar a Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos- y los traficantes de personas no lo dudaron. No es la primera vez que ocurre y, sin embargo, al ver el cartel de 'Migraaaantes', la obra que estrena mañana la Compañía Joven de Pabellón 6, nos golpea la frase del subtítulo: «Sobra gente en este puto barco».

Eso es justo lo que pretende el autor, Matei Visniec, galardonado con el premio Jean Monnet de Literatura Europea y con escasa presencia en los escenarios españoles, donde 'Migraaaantes' es estreno absoluto. Poeta, dramaturgo y periodista, es una referencia en su país, Rumanía, y en Francia, donde se exilió durante la dictadura de Ceaucescu. Creció en un régimen represivo y abrazó la literatura como «el gran espacio de libertad». Aprendió a manejar las metáforas para hacer crítica social «codificada». De sus reflexiones sobre Europa, «un espacio de identidad complejo y contradictorio», la crisis migratoria y el auge del populismo y el extremismo surge esta obra.

Su objetivo es formular «preguntas interesantes» que nos hagan pensar dejando de lado «la dictadura del pensamiento políticamente correcto. Es una forma de no ver la realidad, de esconderse tras grandes palabras para no afrontar los problemas». Así se lo contaba a Beatriz Velilla -dramaturga, directora y actriz-, que le entrevistó para una publicación especializada. A ella le pareció «un revolucionario» y le cautivó esta obra, que es «arriesgada y transgresora». Utiliza «la farsa y la ironía» para «sacudir al espectador» y plantear «cómo tratamos a los migrantes que no tienen más remedio que buscarse la vida aquí».

También Ramón Barea se quedó «prendado» del texto, y le pareció un reto a medida para la sexta promocion de la Compañia Joven. Ioritz Benito, Nagore Cenizo-Arroyo, Albar Cirarda, Lara Pérez, Ander Sánchez Rey y Olfa Sendesni han sido seleccionados entre un centenar de candidatos para poner en pie este proyecto. Para los actores es «un regalo» interpretar a varios personajes y abordar un tema trágico desde el humor y, al mismo tiempo, «con mucho respeto y delicadeza, reconociendo el dolor de las pérdidas que hay detrás».

Comparten con el público un viaje «colorido pero accidentado» al que se suman migrantes de medio mundo, traficantes, artistas... Sobre el escenario vemos «a un matrimonio de los Balcanes que derriba una puerta simbólica, una presidenta que discute con su asesor en un despacho sobre lo políticamente correcto, escenas de tráfico de seres humanos, la opresión que viven muchas mujeres y no únicamente en países musulmanes...».

El punto de partida, lo que tienen en común situaciones tan dispares, es la incomunicacion, explica la directora. «Los personajes no se entienden, somos tan individualistas que no vemos más allá de nuestra nariz y obviamos lo que no nos gusta». Para ella -fundadora de la compañía BarLovento, que concibe el teatro «como medio de transformación social»- es «emocionante» que esta obra la representen actores jóvenes. «Es como si nos dijeran: ¿qué mundo nos estáis dejando?».

El autor denuncia «cualquier abuso de poder, no el de una determinada ideología o religión, y esa es la riqueza de la propuesta», destaca Velilla. Hay momentos surrealistas y tanto la escenografía como el atrezo -inspirados en el tema marítimo- huyen del realismo. Sin embargo, no perdemos de vista que el trasfondo es auténtico. La obra «se basa en historias reales» y nos lleva a preguntarnos «cómo es posible que, si nuestros abuelos tuvieron que emigrar, ahora se ponga en duda el derecho de la gente a emigrar, o a no hacerlo, sin necesidad de arriesgar su vida».