El futuro de los comisarios, en la Alhóndiga

«¿Para qué sirve un comisario?» (de arte, se entiende), se ha preguntado esta mañana la directora del Artium de Vitoria en Azkuna Zentroa. Como ella misma lo ha sido durante años, venía con la respuesta preparada: «Una persona que relaciona un contexto con un discurso y con unas prácticas artísiticas, que recupera experiencias y las mira de otra forma para exponerlas al público«.

La pregunta tenía además todo el sentido porque se la hizo en la presentación de Komisario Berriak, un programa compartido por el museo alavés, Tabakalera de Donostia y la Alhóndiga, donde se presentaba la última edición de esta propuesta que comenzó en 2016, bajo la capitalidad europea de San Sebastián y con la iniciativa de Aimar Arriola.

El director del centro, Fernando Pérez, recordó que la finalidad de este proyecto apoyado por el Gobierno vasco reside en que los los nuevos profesionales del comisariado -historiadores del arte, artistas, sociológos, filósofos, antropólogos y un largo etcétera- puedan desarrollar sus proyectos. Los ganadores de esta edición -Marc Badal, Laura Vallés y Garazi Ansa- exponen sus trabajos una parte recién habilitada de la Alhóndiga que casa a la perfección con este propósito de la convocatoria. Se llama Lantegia. LABoratorio de ideas, el lugar natural de los comisarios artísticos.

Además de Beatriz Herráez y Fernando Pérez, ha estado en la presentación el viceconsejero de Cultura, Joxean Muñoz, que resaltó el papel de innovación de estos «lugares de cultura, abiertos al pensamiento, por los que todo el mundo puede transitar».

De los tres 'komisario berriak' estuvieron dos explicando sus trabajos. Vallés (Castellón, 1984) ha relacionado dos publicaciones de arte que nacen el mismo año, en 1989, 'Zehar', el boletín de Arteleku coordinado por Miren Eraso, y la revista 'Arena', que desde Servilla dirigió Mar Villaespesa y que sólo tuvo cinco números, «hoy objetos fetiche» que se exponen en Lantegia.

Las dos publicaciones estaban dirigidas por mujeres, partían de sus contextos muy concretos -el vasco y el andaluz- y lo conectaban con los artes y los debates de otras partes del mundo, como los que se producían en la mítica revista 'October' a través de críticos como Douglas Crimp, recientemente fallecido.

Vallés también contó que investigar los ochenta -la década en la que ella nació- en cuanto a lo artístico se refiere sirve para revaluar esos años tan decisivos por su efervescencia y también por la consolidación de un mercado que tuvo como síntoma a la feria Arco, surgida en 1982.

A partir de la obra de Vicente Ameztoy, el catalán Marc Badal ha construido su proyecto consiste en desvelar cómo la mirada urbanita idealiza el campo y lo convierte en objeto de consumo. Puso un ejemplo muy elocuente. La persona que trabaja la tierra compromete su cuerpo en la tarea, mientras que el turista rural se deleita con su mirada y sale de su experiencia sin marcharse.

La tercera seleccionada, Garazi Ansa, rastrea el comienzo la colaboración de las mujeres con el movimiento feminista de Euskadi en los años setenta.

Por otro lado, Azkuna Zentroa ha programado para mañana jueves una jornada de puertas abiertas que comenzará a partir de las cinco y media de la tarde, en el atrio, con las intervenciones de Óscar Gómez Mata, Diego Díaz y Clara Boj, y Urbanbat.

A las seis, en la Sala Bastida, Iván de la Nuez, Juan Pablo Huércanos y Fernando Pérez hablarán sobre la exposición ahora en cartel en el centro, 'Nunca real/Siempre verdadero', comisariada por el primero. La exposición 'Komisaro berriak' se inaugurará a las ocho y la terraza acogerá media hora más tarde el 'Aquelarre eléctrico' de Néstor Lizalde, entre otras actividaes.