El fútbol gana terreno en el escenario
Desde extremos opuestos, el teatro se acerca a este deporte con obras que lo usan como telón de fondo y metáfora de la vida
El dramaturgo y director Guillermo Heras descubrió el fútbol antes que el teatro, aunque en este terreno también empezó joven. En las representaciones escénicas encontró ... algunas similitudes con la ceremonia a la que asistía de niño, junto a su padre, en el Santiago Bernabéu; espectáculos medidos en tiempo y espacio que provocan sentimientos desbordados. Con los años comenzó a preguntarse por qué se escribían pocas obras sobre un deporte que apasiona a las masas y «como telón de fondo puede dar maravillosas metáforas». Ambos fenómenos están enraizados en la memoria colectiva, pero discurren por caminos paralelos. «Conozco a muy pocos teatreros que van al estadio y a muy pocos aficionados a los que realmente el teatro les interesa», dice.
Entre las gradas y el patio de butacas, sin embargo, hay una «franja mixta» que está creciendo. No hace falta ser futbolero para interesarse por la rivalidad entre hermanos, la tensión de un portero rodeado «de olas de amor y olas de odio» o el romance entre una jugadora y un poeta mudo que no puede cantar sus goles. Son algunas de las historias recopiladas en la antología 'La mano de Dios. Fútbol y teatro' (Punto de vista editores), una alineación de once piezas de autores españoles e hispanoamericanos.
Da juego para abordar «la corrupción, la rivalidad y el tabú de la condición sexual de los futbolistas»
Juan Mayorga derrocha ironía en 'El crack', Santiago Sanguinetti mete dos universos en un vestuario en 'El gato de Schrödinger' y Antonio Rojano mantiene el suspense en 'Fair play'. Solo hay una mujer, Itziar Pascual, que narra en clave poética una desgarradora historia real: la de la futbolista sudafricana Eudy Simelane, capitana de la selección nacional, que fue violada y asesinada en 2008 por ser lesbiana.
Con Vázquez Montalbán
«Ojalá funcione esta primera selección y podamos encarar la segunda, para la que ya estoy encontrando más textos de mujeres», afirma Heras, que preside la Asociación de Directores de Escena de España. En el prólogo del libro cita dos precedentes históricos. 'El centroforward murió al amanecer', del argentino Agustín Cuzzani, inauguró en 1955 la dramaturgia que utiliza el fútbol como parte importante de la trama. Y Jaime Lazcano, el primer gran goleador del Real Madrid en los años treinta, escribió varias obras de teatro. Cuando jugaba en otros campos «le insultaban llamándole dramaturgo». Durante años, los seguidores de estos dos grandes 'equipos' se han ignorado o se han mirado con desdén.
Guillermo Heras recuerda su larga amistad con Manuel Vázquez Montalbán, pese a ser hinchas del Madrid y el Barça respectivamente. «Los dos nos reíamos muchísimo en los últimos años de la dictadura porque nos unía algo que en ese momento estaba muy mal visto por la intelectualidad: nos gustaban la copla y el fútbol, e intentábamos desmitificar ciertas leyendas urbanas sobre ambas cuestiones». Frente al desprecio de intelectuales como Borges, que lo asociaba a «la estupidez», el deporte de masas por excelencia tiene ilustres defensas como Albert Camus, Sartre y Pasolini, a quien Heras considera su guía. En su famoso artículo 'El fútbol es un lenguaje con sus poetas y prosistas' (1971), compara el regate de los jugadores brasileños con el «sistema» de los alemanes.
Frente a Borges, que lo asociaba a la «estupidez», tiene ilustres defensas como Camus y Pasolini
La manera de plantear un partido o una puesta en escena encierra «una concepción filosófica de la vida». Hay jugadores «del método Stanislavski, volcados hacia su interior, como Messi», mientras que Cristiano Ronaldo «prefiere el expresionismo y hasta el esperpento». Los directores ejercen de entrenadores aunque ninguno con tanta vehemencia como Tadeusz Kantor, «que como salía en vivo en todas las representaciones se permitía el lujo de rectificar a sus actores». Por lo general, «la testosterona que hay en los vestuarios no tiene nada que ver con la de un camerino», pero el balón y todo lo que le rodea encierran «temas infinitos» para la escena contemporánea.
«Hablar en dramaturgia de fútbol no significa retransmitir un partido, aunque hay autores que lo están intentando. Juan Villoro, mi amigo y futbolero nato, ha escrito una obra que dura 45 minutos exactos y tiene que ver con el VAR». Da mucho juego como plataforma para abordar «la corrupción, la resistencia frente a las convenciones, la rivalidad... me extraña que no haya interesado demasiado a lo largo del tiempo. Está el tema de la exclusión, la condición sexual de los futbolistas, que todavía es un tabú tremendo, y la diferencia de clase entre el que cobra millones y el que no llega a fin de mes».
Él todavía no ha afrontado este reto como dramaturgo. «Quiero encontrar una metáfora que no tenga que ver con lo obvio. Me preocupa mucho la exclusión, ya sea por religión, sexo o raza». En los últimos tiempos, sus dos grandes pasiones le dan menos alegrías y las contempla como espectador crítico. Le molesta la «obscenidad económica» del negocio del fútbol y en el escenario echa en falta «un espíritu creativo que se salga de lo convencional, de lo más comercial. No hablo de teatro experimental, sino de un teatro de pensamiento. Hay autores fantásticos, pero a veces no se les pone en escena como su imaginario necesita».
EL LIBRO
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Guillermo Heras. Premio Nacional de Teatro en 1994, es autor, actor y director de larga trayectoria. Ha seleccionado las once obras y escribe el prólogo.
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Obras. 'El estadio de arena', 'Patadas', 'Fuera de juego', 'Pezones mariposa', 'La ventana de Chygrynsky', 'El camino del insecto', 'Los días de la fragilidad', 'El crack', 'Eudy', 'Fair play', 'El gato de Schrödinger'.
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