La familia Ibarrola clama contra el deterioro de 'Los cubos de la memoria' de Llanes

El tiempo, las galernas y el vandalismo que los ha cubierto de grafitis llevan muchos años, demasiados, pasándoles factura. Un ambicioso proyecto que, con sus furiosos colores carcomidos por la mar, ya solo es una sombra de lo que fue, mientras que la página web municipal dedicada al turismo sigue promocionando «una de las mejores manifestaciones de arte público» y vendiendo su «gran belleza».

Sin embargo, la realidad con la que se da de bruces el visitante que arriba al dique llanisco es bastante frustrante, como recuerda el hijo del escultor, Jose Ibarrola, también artista plástico, que no oculta que «resulta muy doloroso comprobar el deterioro y el abandono de las instituciones, sobre todo del Ayuntamiento, de una obra que, en su momento, fue muy bien recibida y que supuso para Llanes un acicate de primer orden. Prueba de ello es que los comerciantes de la zona lo han valorado mucho como reclamo turístico». Aunque solo fuese por eso, Jose Ibarrola no entiende las razones del Consistorio para no tomar cartas en el asunto: «Ahora mismo, lo que más nos duele es que los cubos son una 'contra-imagen' de Llanes. Que la gente que va con unas expectativas se encuentra con algo muy decepcionante. Porque, realmente, se ha perdido casi todo o está muy mal».

No le sirve a la familia la consideración de «arte efímero» a la que ha recurrido el Ayuntamiento en alguna ocasión para justificar que la obra no sea «una prioridad inmediata». Porque, a decir del hijo de Ibarrola, su padre nunca concibió así su creación: «Él no tenía voluntad de que fuera efímera, en ningún caso». Y por eso defiende que «debería actuarse como se actúa con cualquier obra a la intemperie. Esto es, como pintar las fachadas de las casas. Ya se sabe que cada cierto tiempo hay que repintarlas y, cuando los edificios son municipales o de un colectivo, deberían asumir que es un gasto que hay que afrontar. Especialmente, siendo un patrimonio de primer orden, lo normal sería que se intentase mantener el esplendor que tenía en su momento».

Para paliar la desidia municipal, Jose Ibarrola ha ofrecido su colaboración al Foro cultural Veneranda Manzano, que está poniendo en marcha un plan de recuperación de los cubos. «El factor fundamental es que se consigan fondos para restaurarlos. Yo ya me he prestado para asesorar en la parte creativa ahora que casi hay que hacer una especie de interpretación. Porque hay cosas que simplemente hay que repintar, pero hay otras que se han perdido. Hasta los colores. Entre la documentación fotográfica y mi propio recuerdo, queremos intentar restaurarlos».

Pero, además de contactar con la familia del creador vasco y con parte del equipo que trabajó codo con codo con él, que también se ha involucrado en el proyecto, desde el foro también han hablado ya con la empresa danesa Hempel, que en su día suministró la pintura utilizada en la elaboración de los cubos y a la que se ha solicitado un nuevo presupuesto, teniendo en cuenta no solo la idea de rehabilitarlos, sino también la de llevar a cabo un mantenimiento anual.

María Izquierdo, presidenta del foro, denuncia de nuevo que «la pasividad del Ayuntamiento de Llanes está permitiendo que proliferen los actos vandálicos sobre los cubos, incumpliendo con ello la Constitución», que obliga a las administraciones a proteger los bienes culturales a su cargo. Por el momento, la entidad también ha mantenido contactos con la consejera de Cultura, Berta Piñán. «Su reacción fue muy buena. También considera que la iniciativa es viable», apunta Izquierdo. Y, asimismo, ha recibido el respaldo de destacados empresarios llaniscos.

Pero, como revela José Ibarrola, también «se han encontrado algo tan kafkiano como que, según las autoridades, los cubos no existen, porque no encuentran la documentación, el contrato, los permisos que se necesitaron por ser un puerto... lo que el Ayuntamiento en su momento hizo para que esa obra se llevara a cabo. Todo eso ha desaparecido. Con lo cual, la explicación que nos dan es que esa obra, oficialmente, no existe».