Fallece a los 81 años Isabel Pisano, una actriz y periodista que rompía moldes
Dejó Uruguay a los 18 años para ganarse la vida en España como artista ytriunfó como escritora y corresponsal de guerra
Isabel Pisano falleció ayer, a los 81 años, en una residencia geriátrica de Madrid sin recordar la mayor parte de su vida. Al final no ... ha tenido la última palabra, pero queda su trabajo, tan dilatado como controvertido. Nunca se quedó en medias tintas. Fue actriz, corresponsal de guerra, periodista de investigación y novelista, con relaciones sentimentales sonadas –fue pareja durante un año de Yasir Arafat y aprovechó la experiencia para escribir un libro–, sin perder un ápice de energía ni de motivación. El motor de la vida de Pisano era «la búsqueda de la verdad del mundo y de mí misma».
Como reportera fue una profesional muy cotizada por medios como la 'RAI', 'El Mundo', 'The Guardian', 'Il Giornale', 'Marie Claire' y 'Oggi'. En España hizo méritos para ser condecorada por el Ministerio de Cultura y también obtuvo el galardón a Mejor Periodista de 2002 otorgado por la Asociación de Revistas de Información (A.R.I.). En sus tiempos de actividad más frenética mandaba crónicas lo mismo de Palestina que Líbano, Chad, Irak, Bosnia, Somalia... Un hito de su carrera fue ser la única periodista presente en los bombardeos de Mosul y Basora en 1993. Le gustaba viajar y no eludía las experiencias fuertes. Era algo que ya buscaba en la adolescencia, no en vano dejó su país con apenas 18 años para participar en el rodaje de 'Pampa salvaje' (1966), de Hugo Fregonese, una de las grandes producciones de Samuel Bronston que se rodó en España.
Durante ese proyecto cinematográfico conoció al compositor y arreglista argentino Waldo de los Ríos, que se había establecido en Madrid a principios de la década de los 60. Aquella fue una relación tormentosa. Su residencia en nuestro país se consolidó a través de su matrimonio con el músico bonaerense que, además de éxitos tan populares y rentables como la banda sonora de 'Curro Jiménez' y arreglos pop de temas clásicos –como el 'Himno a la alegría' de Beethoven, dedicado a Miguel Ríos– no perdía el contacto con realizadores argentinos.En 1974 ambos volvieron a coincidir en el filme 'Boquitas pintadas', de Leopoldo Torre Nilsson, basada en la novela de Manuel Puig. En aquella época la gran pantalla atraía poderosamente a Pisano y hasta se animó a trabajar a las órdenes de Fellini en 'Casanova' (1976), en un pequeño papel sin acreditar.
Suicidio de Waldo de los Ríos
El suicidio en 1977 de Waldo de los Ríos puso final a un matrimonio marcado por la infidelidades de ambos y la homosexualidad del compositor y arreglista. Ella tardó mucho en superar el trauma y solo se sintió libre al publicar en 2002 un libro autobiográfico, 'El amado fantasma', que le permitió conjurar el dolor, el sentimiento de culpa y el amor que tampoco faltó al principio de su relación. La palabra escrita era la herramienta de trabajo de Pisano, con ella se abría camino y reafirmaba su personalidad.
Autora de títulos como 'Trilogía de perversos' (1995), finalista del premio La Sonrisa Vertical y 'A solas con Arafat' (1997) y 'Yo, puta. Hablan las prostitutas' (2001), también escribió novela histórica y trabajos de investigación como 'Yo terrorista', que daba voz entre otros a Ali Ağca, que atentó contra el Papa, y a la etarra Idoia López Riaño. En sus últimos años, Pisano participó en programas televisivos como Gran Hermano VIP en 2005, justificando su presencia por motivos económicos. A partir de 2018, su salud comenzó a deteriorarse y se vio obligada a ingresar en una residencia geriátrica en Majadahonda.
La experiencia inolvidable del rodaje de 'Bilbao', de Bigas Luna
La relación entre Isabel Pisano y Bigas Luna fue especialmente intensa durante el rodaje de la película 'Bilbao' (1978), el segundo largometraje del director catalán. En esta producción, Pisano interpretó a Bilbao, una bailarina de striptease y prostituta, objeto de obsesión de Leo, un psicópata que encarnaba Àngel Jové.
El filme, rodado con un presupuesto escasísimo en 16mm, inicialmente no encontró distribuidor, pero logró estrenarse en Cannes gracias al apoyo de Marco Ferreri, que se convirtió en el gran propagandista de la cinta y la distribuyó en Italia. Esta película supuso una revolución en el cine español de la época al incluir temas hasta entonces inéditos como el voyeurismo y las perversiones sexuales.
La experiencia de Pisano a las órdenes de Bigas Luna estuvo marcada por la tensión y los desencuentros con el cineasta. «Había escenas que no estaban en el guión y que para mí fueron muy violentas», confesó la actriz y periodista. Sobre todo fue problemático el momento del rasurado a manos del depravado de la trama. No obstante, el tiempo todo lo cura y en última instancia se impuso la sintonía entre ambos. Más allá de la colaboración cinematográfica, Pisano cultivó una amistad muy sincera con el cineasta, fallecido en 2013. Prueba de ello es la biografía que escribió sobre el director: 'Sombras de Bigas, luces de Luna' (2000). Este libro de 340 páginas, publicado por la Fundación SGAE, recoge el testimonio íntimo de la vida y obra del realizador catalán desde la perspectiva de quien fue su musa en una de sus películas más transgresoras.
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