«Es una falacia pretender que cierto teatro y cierta ópera sean rentables»
Su obra a partir de personajes de Shakespeare «ha permitido ver el talento que hay en Bilbao a todos los niveles»
Una obra construida a partir de personajes de Shakespeare, una ópera apenas representada de Prokofiev, un 'Tristán'... En dos meses, Calixto Bieito, director del Arriaga, ... ha puesto en escena producciones muy ambiciosas en Bilbao, Madrid y Viena. No es un ritmo inusual. «Estreno cinco o seis producciones al año y están girando habitualmente otras tantas», explica, lo que le obliga a viajar por todo el mundo. Por eso, su visión del momento de las artes escénicas es muy importante: pocos disponen de la información que él tiene.
- ¿Qué balance hace de la experiencia de poner en escena personajes de ocho obras de Shakespeare en una sola función?
- Extremadamente positiva, porque ha permitido ver el talento que hay en Bilbao a todos los niveles; un nivel comparable al de cualquier gran teatro de Europa, sin las ventajas de los teatros del norte del continente. Para mí es muy importante construir algo artístico que sea también cultural, porque a veces se rozan pero no son lo mismo.
- ¿Y qué debería pesar más?
- La cultura es lo que un pueblo crea durante siglos y va del color de la bandera a la lengua. El arte pertenece más al interior de la persona, a sus sueños y su imaginación. El arte implica libertad, disciplina, fluidez.
- ¿Qué aporta hacer una pieza así a partir de Shakespeare?
- Al principio quería hacer las ocho obras sobre los reyes, pero luego pensé que eso ya está en Netflix. Habría que montar un festival y yo quería hacer una cosa más íntima. Por eso escogí unos personajes y construimos una instalación con todo a la vista, lo que permitía profundizar en la idea de esos personajes, hacer algo poético y violento a la vez. Un proyecto así, además, crea complicidad entre los actores. Shakespeare escribía para compañías de teatro, y con obras así construyes equipo.
«Un montaje como el de Shakespeare permite crear complicidad entre los actores; él escribía para compañías»
- ¿Eso sirve para llevar a los asistentes hacia las piezas originales?
- Pretendo motivar la curiosidad pero no la busco. No me gusta el teatro documento ni digo nunca al público qué pensar o hacer. Si luego sirve para llevarlo hacia las obras originales, bien, pero la idea era profundizar en ese Shakespeare original y mostrar sus capas.
- Ahí trabajó con un material maravilloso, algo bien distinto del libreto de 'El ángel de fuego', la obra que ha montado en el Real de Madrid, un texto que muchos califican de incomprensible.
- Reconozco que me fijo más en la música. No acepto nunca una ópera si no me gusta la música. Y esa también la reinterpretamos todos, porque no existe la no reinterpretación.
«Tengo amigos rusos y ucranianos y he visto la tensión en los ensayos, incluso el llanto. Espero que esto pase rápido»
Cancelación y vanguardia
- ¿Le pareció que interpretar antes de la ópera el himno de Ucrania era politizar la función?
- No puedo hablar de la guerra. Soy un pacifista utópico y lo que está pasando me da miedo por mis hijos y los hijos de mis hijos.
- ¿Y qué le parece que se cancelen los contratos a artistas rusos e incluso que no se interpreten obras de compositores de aquel país?
- Es terrible. No puedo entender que no se haga una obra de Chaikovski o de Mussorgski. Espero que esto pase rápido porque tengo amigos rusos y ucranianos y he visto la tensión en los ensayos, e incluso el llanto de algunos. Con todo, intento ser optimista.
«Para mí es muy importante construir algo artístico que sea también cultural; a veces se rozan pero no son lo mismo»
- En Viena, con su reciente 'Tristán', algunos espectadores le silbaron. ¿Quizá era una propuesta muy avanzada para un público acostumbrado a la ópera de repertorio y a las producciones más clásicas?
- No puedo definir al público vienés, pero le diré que están empezando a ampliar ahora el repertorio y a cambiar producciones porque llevan más de 50 años con algunas. Hice una producción muy poética con un equipo artístico que me es muy próximo... El público silba en algunos sitios la noche del estreno. No era todo el público, solo el de las diez primeras filas, y creo que no pasó en las siguientes funciones. No lo considero importante.
- ¿Qué está pasando con el público por el mundo? ¿Está volviendo a los teatros tras la pandemia?
- Le está costando, aunque en distinta medida según los países. Hay que trabajar en la educación pero eso dará resultados a largo plazo. Mientras, asistimos a un cambio relacionado con lo digital y eso afecta a todos, aunque a las artes en vivo les va a tocar mucho menos.
- ¿Qué se puede hacer, entonces?
- Usar la tecnología para dar otra imagen de la ópera, convencer al público de que Verdi componía para el pueblo y no es elitista, revisar los presupuestos públicos para las artes escénicas y compararlos con los de Alemania o Francia... Es una falacia pretender que un cierto teatro y una cierta ópera sean rentables.
- Habrá que buscar un equilibrio entre la rentabilidad económica y la cultural.
- Claro. No podemos pensar que las cuevas de Altamira tengan que ser rentables. Cuando fui allí, siendo niño, por la noche soñé con bisontes y tuve miedo. Eso es lo que el arte provoca: emociones, pensamientos. Habrá que buscar una fórmula para que el público vuelva a los teatros, usar la tecnología digital no solo para la escena sino también para concienciar a las personas.
Una exposición con fotos de Ernesto Valverde
En los ensayos de 'Erresuma / Kingdom / Reino', hubo un testigo de excepción: Ernesto Valverde. Y con su cámara fue tomando imágenes que documentan cómo fue ese trabajo con personajes de Shakespeare que es, de alguna manera, una historia de Inglaterra. «Lo que ha hecho es un tipo de foto teatral muy distinto de lo habitual, muy novedoso», explica Calixto Bieito.
Con ese material, alrededor de quince imágenes, se hará una exposición en una fecha aún no determinada pero en la que ya se está trabajando.
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