El explorador de los paisajes desolados
Alfonso Batalla recorre con su cámara lugares abandonados, de Chernobyl a un poblado del Ártico
Las últimas imágenes de Alfonso Batalla (Madrid, 1958) demuestran que el futuro no se planifica ni el tiempo se domeña. Que aquellas propuestas que nacieron ... con la ambición de ordenar estrictamente la vida parecen condenadas a convertirse en víctimas de la utopía. El autor radicado en Getxo presentó ayer en el Abierto Espacio Cultural de Madrid la exposición 'Post Production Life', un ambicioso proyecto llevado a cabo en Pyramiden, una explotación minera rusa situada a 80º Norte y que fue el asentamiento más septentrional del planeta.
Las habitaciones sometidas a la progresiva ruina y los sobrios edificios en un paisaje austero protagonizan la muestra, impulsada por la Fundación Iberoamérica Europa. El paso del autor por este poblado, convertido en un lugar fantasma cuando dejó de ser rentable, sigue la pauta de otros viajes a una ciudad dormitorio de Chernobyl, evacuada tras el desastre nuclear. A través de una selección de obras de gran formato, dípticos y polípticos, el creador nos propone una reflexión sobre esa paradoja entre la planificación clónica y el aleatorio deterioro que se abate sobre esos lugares desamparados.
El fotógrafo no pretende dar cuenta de ese proceso con afán documental, sino hablar del lenguaje metafórico de la fotografía. «Con esta disciplina no existe un antes y un después, tan sólo retrata el aquí y el ahora, y se crea un objeto artístico que no refleja la realidad, aunque lo parece», defiende. «El tiempo es una programación que tenemos los humanos para entender la realidad de una forma más cómoda».
El arte se ha convertido en un acicate para Batalla, a pesar de que nunca ha monopolizado su atención creativa y profesional. La música fue su interés inicial, pero el piano y la fotografía, entonces transida por las inquietudes sociales, quedaron en segundo plano ante la carrera de Derecho que le condujo a dirigir un prestigioso despacho de notaría en Bilbao. «Pero mi profesión me ha dado la libertad que gozo ahora», alega. «Hago lo que quiero, sin imposiciones comerciales». Su trayectoria se ha visto recompensada por numerosas exposiciones y premios.
«Mi profesión me ha dado la libertad de la que gozo ahora»
Alfonso Batalla
«Yo soy defensor del formalismo y de que la imagen sea bella»
El regreso a la imagen le condujo a entornos fabriles en ruinas. Sus primeras exploraciones por las antiguas factorías de Zorrozaurre demostraron su facultad para cuestionar lo real y sugerir el misterio, pero pronto aquellas aventuras por entornos cercanos dieron paso a viajes por diversos países, con la decadencia y el olvido como hilo conductor. El autor busca la magia estética y capacidad metafórica de esos lugares desolados, que considera más auténticos y que transmiten, según explica, «una sensación de atemporalidad brutal».
Pianista frustrado
La hermosura extraída de los escombros, el recurso a picados y contrapicados en escenarios de presunta irrealidad, las habituales sillas y escaleras que pueblan sus imágenes, o un cromatismo sutil y matizado, le han conferido una identidad creativa. No se considera cercano al documentalismo, pero tampoco asume un perfil estrictamente conceptual. «Una de las características del conceptual es prescindir de la plasticidad. Yo soy defensor del formalismo y de que la imagen sea bella».
Las estancias idénticas, los edificios similares y los detalles de color y vida, retazos de la anterior ocupación, caracterizan el trabajo de Pyramiden. Las piezas de 'Post production life', título que alude a este periodo posterior a su apogeo como centro minero, se reparten entre las dos alturas de la sala. La muestra, comisariada por Javier González de Durana, abarca varias decenas de obras de mediano y gran formato. La planta alta se destina a las escenas que reflejan un ambiente privado y doméstico, mientras que en la inferior hallamos otras radicalmente distintas, que remiten a la fotografía industrial según los cánones establecidos por Bernd y Hilla Becher. Tras su paso por Madrid, una selección llegará en febrero a la Galería Vanguardia de Bilbao.
La exposición ha reconciliado al fotógrafo con el pianista frustrado. Según explica, la ha planteado a la manera de una obra dotada de planteamiento, nudo y desenlace. «Como si se tratara de una composición musical, una forma de sonata» que busca que el espectador «encuentre y se sorprenda» para crear su propia interpretación.
'Post Production Life'
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Abierto Espacio Cultural de Madrid. (Calle General Arrando 14). Hasta el 29 de enero.
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Galería Vanguardia de Bilbao. En febrero/marzo de 2018.
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