«La escena ha sido nuestra terapia»
Tras protagonizar con su familia 'Caminos de retorno', Hasier Larretxea publica 'Otro cielo', un poemario de recuerdo de una infancia rural y de las influencias posteriores
Hasier Larretxea (Arraioz, 1982) no sabe por qué pasa, pero tiene claro que hay «dos líneas distintas» en su obra y que depende del idioma ... en el que se le presenten... porque dice que no se lo plantea, sino que «surge así y lo que proyecto es muy diferenciado». En euskera, le vienen las ganas de «jugar más con las palabras. Me siento, salvando las distancias, como esos autores centroeuropeos que salieron de sus países y escribieron en otras lenguas distintas a la suya materna». En castellano, como es el caso de su último libro, 'Otro cielo' (Espasa), «vuelvo siempre, aunque sea tangencialmente, a la familia, al origen, a la herencia». Y eso para alguien nacido en un pequeño pueblo del valle de Baztán, con el bosque y el río como área de juego, con una línea del horizonte que no parecía estar muy lejos, es volver a lo rural. «Escribir es un diálogo con la herencia, con los antepasados, una reevaluación de ese imaginario místico, ancestral y salvaje. Y también ampliar miradas con respecto a lo que me oprimía», asegura.
De chaval su ama le daba dinero para que cogiera el autobús a Pamplona y se fuera de librerías y de paseo a empaparse de algo más cuando lo veía un poco mustio. Y su padre, que como muchos padres no es de muchas palabras, abría la puerta de la habitación en la que su hijo escuchaba música o leía preguntándose qué iba a ser de él -que se sentía tan distinto por sus intereses culturales y por su orientación sexual- y le decía «mañana será otro día y también saldrá el sol». Eso, que parece poco, era mucho para un chico de 15 años; quería decir que se preocupaban por él, que lo veían y que lo que puede parecer que no tiene remedio, o vuelta de hoja, o alternativa, puede cambiar. «Esa luminosidad» de la promesa de un mañana es la luz que busca Larretxea en sus escritos. «Hay una búsqueda de la luz, de la convivencia, de una fe, de quienes no se identifican con sus entornos, con su procedencia», explica.
«En castellano, vuelvo siempre, aunque sea tangencialmente, a la familia, al origen, a la herencia»
El poeta se ha hecho conocido, entre otras cosas, por montar un espectáculo, 'Caminos de retorno', en el que a sus textos se unen la música electrónica de su marido, el manejo del hacha de su aita y hasta su madre mostrando algunas de las acciones propias de su hogar. Los cuatro han recorrido España en ese montaje que «es la escenificación de una reconciliación familiar. La escena ha sido nuestra mejor terapia», reconoce. En ella han puesto palabras e imágenes a «la convivencia y el respeto», a los entendimientos a los que han llegado con el paso de los años. En 'Otro cielo', sobre el papel, el diálogo se establece con muchas referencias a música de hoy. En él se cumple el estereotipo del campo y al mismo tiempo no. «Vengo del rural pero también soy contemporáneo y moderno. He realizado mi búsqueda y eso tiene un coste emocional pero ha salido bien. No somos el cliché antiguo», dice, consciente de que aun existe una necesidad de tópicos que limita mucho la idea que se tiene de la gente que vive en pueblos.
'Otro cielo' es una conjugación de extremos, de poemas en prosa y en verso, de recuerdo de una infancia rural y de todas las influencias posteriores -vive en Madrid-. «Es poder contemplar el mismo cielo desde otro lugar, con otra mirada, poder trasformarlo trasformándote».
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