El ministro de Cultura Ernest Urtasun EP
Sin rodeos

Urtasun y el ministerio apostólico

Política cultural ·

La cultura española está de enhorabuena con este esclarecido ministro, el mejor espejo de la reevangelización woke

Domingo, 28 de enero 2024, 00:03

El ministro Urtasun apunta las maneras redentoras de El Guerrero del Antifaz, aunque su credo y su lucha no se asientan como en ese héroe ... de las viñetas sobre el trípode de la raza, la religión y la patria, sino en torno a la culpa enmendable de la España finisecular, la expiación por el ominoso pecado de ignorar las reivindicaciones de los nacionalismos identitarios o incluso la purgación que nos merecemos por ser unos más que presumibles catones o censores.

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Por lo que se ve, España y sus museos nacionales deben superar ahora su marco colonial o sus inercias de género o etnocentristas, para lo cual Urtasun ya nos anuncia un proceso de revisión en 17 museos con el BOE convertido en biblia, como si en esos centros todavía se acomodaran los vestigios del saqueo congoleño de los belgas, la narración clasista del Raj británico o la visión piramidal de la sociedad colonial hispanoamericana, con una aristocracia blanca en la cúspide, seguida por chapetones, cholos, zambos, chinos y chinos-cholos. Lo mismo pasa con el guerreante ministro cuando proclama su cruzada por el catalán y la pluralidad lingüística, casi como si aquí las lenguas autóctonas y el bilingüismo solo fueran posibles a partir de que el ángel del Señor tocara la quijada de Urtasun. Con todo, lo más destacable en su todavía breve oficio es que también nos anuncia la creación de una Dirección General de Derechos Culturales dedicada a hacer cumplir sus políticas, a combatir cualquier forma de censura y a fomentar el acceso equitativo a aquella.

Pues sí, acabáramos, porque con esta ocurrencia parecería que, hasta la reencarnación de Luther King, Gandhi y Mandela en el evangelista Urtasun, la libre expresión y el libre acceso a la cultura hubieran tenido que esperar para su ejercicio la llegada de un mesías con voz y voto en el consejo de ministros de Sánchez. En fin, que la cultura española está de enhorabuena con este esclarecido ministro, el mejor espejo de la reevangelización woke.

Guggenheim-Urdaibai

La Yenka y sus compositores

En la Yenka del Guggenheim Urdaibai -izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos, tres- el consejero Zupiria ha vuelto a sacar la estrofa exculpatoria con alusión directa al patronato, incluso citando a sus integrantes, muchos de ellos representantes de empresas que apoyan al museo y, qué remedio, las decisiones previas de las instituciones, las mismas que no siempre reflejan el «tanto monta-monta tanto». Esto de acordarse de los privados cuando la tormenta deviene en tornado con cizalladura vertical no es nuevo, ni recomendable. Recuérdese el negativo 'forward' de dólares entre 2002 y 2003 que se endosó con descaro a un comité de finanzas compuesto por privados, cuyas consecuencias fueron más que malas. No siga por ahí el consejero Zupiria, en fin, que el ritmo, la armonía y la melodía de esta Yenka las han compuesto otros.

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Festivales

Coachella: el primero

El negocio boyante de los grandes festivales de música anuncia su inminencia para el final del primer cuatrimestre. Como ya es habitual el primero será el de Coachella, el evento californiano que rompe records y que en su pasada edición congregó 500.000 espectadores en los dos fines de semana de su celebración. Este año las fechas elegidas son el 12, 13 y 14 de abril y el 19, 20 y 21 del mismo mes. Ya están confirmados Lara del Rey, Bizarrap, DJ Snake, Doja Cat, Tyler, Victoria Monet, Blur, Jungle y hasta cien artistas más. Los precios oscilan entre 460 euros por un pase de tres días y 1.1180 por la entrada VIP. Hay quien dice que ha bajado el nivel. Puede ser, si se tiene en cuenta que otros años han pasado por allí Daft Punk, Amy Winehouse, JAY Z y Beyonce o en la anterior edición Rosalía y Bad Bunny. Pero los tiempos cambian, la demanda se hace diversa -se incluye a latinos y asiáticos-; y no se puede desatender el recambio generacional.

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