La vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, EFE

El postureo habitual

Díaz y Urtasun han vuelto a escenificar la ficción de que avanzan en la siempre inconclusa normativa

Sábado, 2 de agosto 2025

El ala 'oeste comanche' del gobierno Sánchez, la de los ministerios de Yolanda Díaz y Ernest Urtasun, ha vuelto estos días a escenificar la ficción ... de que hacen muchas cosas, la mayoría de ellas sin consenso previo y encima redundantes o incluso ineficaces. Esta vez ha tocado la ficción de que avanzan en el siempre inconcluso Estatuto del Artista. ¿Algo nuevo sobre la compatibilidad de pensiones o sobre la regulación específica de contratos temporales en la cultura? Pues no especialmente, ya que lo anunciado son únicamente algunas medidas sobre el acoso sexual, el trabajo de los menores y el uso de la Inteligencia Artificial.

Publicidad

Vayamos por partes. Resulta que ahora el Gobierno anuncia que el llamado coordinador de intimidad será obligatorio en todos los rodajes, aunque de momento no haya una formación homologada para esta categoría profesional, ni tampoco una definición legal y precisa sobre esa actividad laboral. Afortunadamente, esta coordinación de intimidad para dar garantía de seguridad y consentimiento en el rodaje de escenas de sexo ya se había impuesto por la vía de los hechos. Cosa diferente es que se necesite una normativa legal, cuya concreción debe de ser precedida de la consulta a los agentes culturales y del consenso con los partidos, por supuesto ambas cosas anteriores a cualquier postureo político.

Otra norma presentada por los ministros Díaz y Urtasun alude a la prohibición de reproducir interpretaciones, rostros e imágenes sin autorización de los creadores y sin compensación económica. Pues sí, es una gran idea de no ser porque estos temas ya los contempla en el ámbito de la Inteligencia Artificial tanto nuestra Ley de Propiedad Intelectual como el nuevo reglamento europeo sobre la materia. Y lo mismo pasa con el anuncio de los ministros sobre el trabajo de los menores en las redes sociales, un asunto también de sobra tratado en las leyes que buscan la salud, la seguridad y el desarrollo de los menores. En definitiva, ya se ve que la grandilocuencia y el postureo o el kabuki gestual se han convertido en el recurso favorito de ciertos políticos españoles.

  1. Thierry malandain

    El adiós de un gran maestro

Decir adiós es siempre doloroso y difícil. Y mucho más cuando la despedida es forzosa, impuesta. Es el caso de Thierry Malandain, el mítico bailarín y coreógrafo vascofrancés, 'biarrot' para más señas, creador del Ballet de Biarritz y 'alma mater' de una compañía de renombre internacional, de un compromiso personal en favor de la cultura y la enseñanza artística o de una notable aportación a la difusión de la danza clásica y contemporánea. Cumplidos los 66 y autor de más de 80 coreografías, a Malandain le jubila el ministerio francés de Cultura con fecha fija, diciembre de 2026, dejando atrás el conjunto que fundó en 1998 y que constituye una rareza en el mundo de la danza en Francia, hoy excesivamente dependiente del centralismo de la Ópera de París, una vez que se descuidó la importancia en el ballet de otras ciudades como Burdeos, Marsella o Lyon. A Malandain le sustituirá otro bailarín y coreógrafo experimentado, Martin Harriague, pero la marcha del viejo maestro recuerda aquella otra despedida de Roland Petit del Ballet de Marsella, cuando su ausencia se convirtió en nostalgia eterna.

Publicidad

  1. Chuck mangione

    Solo smooth jazz

En las necrológicas sobre el trompetista Chuck Mangione se ha seguido limitando con mucha claridad su especialidad, el jazz pop o el smooth jazz, quizás distinguiéndola con un cierto desdén del verdadero jazz, el ortodoxo, el bebop o incluso el free jazz. Pues sí, pasó lo mismo cuando murió en 1999 Grover Washington Jr. o cuando en estos tiempos se comentan los éxitos discográficos del guitarrista George Benson. La crítica negativa sobre el smooth jazz alude a su orientación comercial, a su falta de improvisación, a una simplicidad que contrasta con el complejo lenguaje de la armonía en el jazz o a la falta de una intensidad y una profundidad emocional. Bueno, doctores tiene la Iglesia, pero Mangione ganó dos Grammy, tuvo éxito comercial y encima solo hay que mirar a los carteles de los festivales de jazz para ver que hoy la libertad formal del género lo justifica todo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad