Museos doctrinarios

Pero el problema de todo esto no es otro que el riesgo creciente de convertir a los museos en herramientas útiles del activismo político, de la imperante ideología de turno, imponiendo quizás visiones parciales de la historia del arte, falsos o exclusivos relatos históricos o incluso soluciones que vienen de la mano de los radicalismos y populismos al uso. Se dirá, ante ello, que todo esto es consecuencia de una actualización lógica en la función divulgadora de los museos o que las distintas percepciones estéticas y la multiplicidad de enfoques aconsejaban acabar con el concepto de unos museos hasta ahora herméticos e insensibles a las expectativas del público.

Pues es probable, pero de otro lado ya empiezan a ser cansinos -sobre todo en los museos nacionales- esos epígrafes de exposiciones que buscan con sus tesis un discurso partidista y muy poco matizado de los actuales retos sociales, esas miradas desde el presente que tergiversan y manipulan el pasado para hacerlo más dúctil al activismo político o también esa omnipresencia expositiva de autores y contenidos exclusivamente vinculados a las temáticas obligadas, es decir, a la igualdad racial y de género o al activismo climático.

Será muy importante para el cambio social esta nueva misión de los museos, en fin, pero eso de intentar adoctrinar al pobre visitante es tan manipulador como irrespetuoso con la creación artística.

¿Siente usted placer? Este es el arranque explícito en el tráiler de la nueva versión de aquel mito erótico que fue 'Emmanuelle', que inaugurará el Festival de San Sebastián. Aceptemos que hace 50 años el sexo vendía, que el erotismo sulfuroso se distinguía de aquel otro género, el porno genital; y que Sylvia Kristel y 'Emmanuelle' se convirtieron en símbolo erótico y película de culto. ¿Y ahora? Pues quizás el tema sea más difícil, porque el sexo está ya manido y encima ha perdido atractivo como contenido cinematográfico. En 1974 fue una película de bajo presupuesto, con un director y una protagonista, Just Jaeckin y Sylvia Kristel, poco conocidos. En la nueva versión la directora Audrey Diwan ya ha ganado un León de Oro y la protagonista, Noémie Merlant, tiene una larga carrera. Todo eso promete. Pero, si no hay sentido narrativo, el sexo se desinfla en el cine.

Ya sabemos que en la última década y media el streaming, los conciertos en vivo y las giras salvaron a la industria musical. Véase que en el caso de la música en vivo, y según la empresa de análisis Pollstar, su recaudación global en 2023 se incrementó un 51,1% en relación con el año precedente. Ahora bien, todo indica que en el año en curso los ingresos se han estabilizado y no habrá incrementos espectaculares. Pero esta predicción tiene dos matizaciones evidentes. La primera es el éxito millonario de Taylor Swift, cuya gira 'Eras Tour' no ha computado en las cifras Pollstar para el primer semestre de 2024, algo que podría cambiar las conclusiones finales, ya que, tras dos años y 152 conciertos por cinco continentes, Taylor Swift podría generar 2.000 millones de dólares por la venta de entradas y más de 4.000 millones en total si se computan otros ingresos. Quien sí cuenta en las cifras analizadas por Pollstar es Madonna, cuya gira 'Celebration Tour' está ya en el umbral de los 200 millones de dólares de ingresos.