Don Benito y doña Emilia, enamorados del teatro
Llega a Bilbao la obra sobre el romance entre Galdós y Pardo Bazán, que vuelve a reunir a Emilio Gutiérrez Caba y María José Goyanes
Emilio Gutiérrez Caba y María José Goyanes debutaron en el teatro en la misma obra, la comedia italiana 'Caviar o lentejas', en 1965. Aunque eran ... unos «pipiolos», formaron su propia compañía y compartieron aqullos primeros pasos. Goyanes cuenta que viajaban «con unos biombos que poníamos en el vestíbulo del teatro con los nombres y las fotos de nuestros ancestros, que llevábamos con mucho orgullo». Los dos han crecido «entre cajas» dentro de sagas de actores que tienen «algo de tribu»: él es bisnieto de Pascual Alba y ella, nieta de Alfonso Muñoz. Eso imprime carácter, «da una visión del teatro muy particular», como dice Gutiérrez Caba. Esa complicidad entre dos veteranos tiene su reflejo en 'Galdós enamorado', que este fin de semana representan en Bilbao (viernes y sábado en el Campos Elíseos).
La obra aborda la relación sentimental y epistolar entre Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán de una manera también muy particular. Los protagonistas interpretan a los escritores y a sí mismos, dos actores en pleno proceso de ensayos. Incluso dan vida a otros personajes -desde parientes de Franco a un siniestro comisario que recuerda a Villarejo- en el espectáculo escrito y dirigido por Afonso Zurro, que se desarrolla en clave de comedia y con un toque de intriga. Las cartas que Emilia escribió a Benito han sido publicadas y no tienen desperdicio. Le llamaba «miquiño, mi bien, mono, compañerito...» Pero las de él no han llegado a conocerse. Un vacío que da pie a diversas hipótesis y un hilo del que tirar.
Completa el reparto Marta Gutiérrez-Abad, que ejerce de narradora y les interpela en este juego metateatral. «El espectador tiene que ponerle imaginación, como cuando se lee una novela. ¡Imaginación al poder!», afirma Emilio Gutiérrez Caba. «Es una obra muy divertida por cómo está contada y al mismo tiempo te ilustra muy bien sobre los amores que tuvieron estos dos maravillosos personajes». Entre escena y escena, «aflora la parte íntima, tanto la de él como la de ella. Se habla de los problemas que tuvo Galdós por ser un escritor progresista, diputado republicano. Y también de cómo era el gusto literario de ella, el genio que tenía, cómo se posicionó en contra de la Academia. Primero porque no admitía a mujeres y también porque no admitía a Pérez Galdós. La primera vez que se presentó lo rechazaron».
«Admiración mutua»
«Pánfilo de mi corazón: rabio también por echarte encima la vista y los brazos y el cuerpote todo. Te aplastaré. Después hablaremos dulcemente de literatura y de la Academia y de tonterías. ¡Pero antes morderé tu carrillito!». Estas cartas son un regalo para una actriz. «Desde que aparecieron y tuve la fortuna de leer fotocopias de los originales, gracias a un amigo canario, tengo el sueño de llevarlas al teatro. ¡Son apasionadas y divertidas!», celebra María José Goyanes. «Eran dos personas antagónicas físicamente -ella oronda, tremenda, y él tirillas, alto y delgado- y de caracteres -ella locuaz y él mucho más reservado-. Pero tenían en común un cerebro maravilloso, un talento especial. Su relación empieza siendo de admiración mutua y se fue convirtiendo en una relación amorosa a espaldas de todo el mundo. Para ser felices hacían viajes al extranjero. Ella tenía tres hijos y estaba casada con un noble».
Ahora declaran ese amor secreto en el escenario. 'Galdós enamorado' se montó para el centenario del escritor y todo se complicó por la pandemia. Después de meses de pruebas y tomas de temperatura, la víspera del estreno en Las Palmas de Gran Canaria, en diciembre de 2020, María José Goyanes sufrió una caída. «Me rompí todo», cuenta. «Volví a Madrid en silla de ruedas, con dos cabestrillos y hematomas que no me tapaba la mascarilla. Pero a los tres meses exactos estrenamos».
Y siguen de gira. En cada función muestran parte del armazón que hay más allá del escenario, cómo se pone en pie una obra de teatro. El amor entre don Benito y doña Emilia se acabó, pero «siguieron admirándose y cuidándose». Entre Emilio y María José, la amistad dura toda una vida. «Nos miramos y sabemos lo que nos está pasando, nos compenetramos en gestos y movimiento», dicen . «Es maravilloso trabajar con alguien así».
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