Un superhéroe eterno llamado Atticus Finch
Matar a un ruiseñor ·
El Atticus Finch de 'Matar a un ruiseñor' es un héroe íntegro y cotidiano que ha despertado la vocación para estudiar Derecho a abogados de ... todo el mundo. Casi sesenta años después de su estreno, el clásico de Robert Mulligan mantiene intactos sus valores cinematográficos y morales. En esas encuestas a las que son tan aficionados los americanos, Atticus Finch suele ocupar los primeros puestos si hablamos de superhéroes nacionales. Obama lo venera. Padre viudo modélico y ciudadano ejemplar, Atticus administra amor a sus hijos y justicia a su pueblo. Defender a un negro acusado de violar a una muchacha blanca en la Alabama de los años 30 exigía valor y confianza en el sistema legal. En 1962, la discriminación racial en el Sur de EE UU todavía no era un tema muy habitual en el cine americano. Ni las proclamas liberales como las que suelta cada dos secuencias el protagonista: «La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno».
Toda la verosimilitud del ficticio condado de Maycomb ya está contenida en la novela de Harper Lee. Atticus Finch se inspira en su padre, un abogado que en 1919 defendió a dos negros acusados de asesinato. Tras su condena, ahorcamiento y mutilación, nunca más asumió ningún caso relacionado con un crimen. «Uno no comprende de veras a una persona hasta que considera las cosas desde su punto de vista, hasta que se mete en el pellejo del otro y anda por ahí como si fuera él». En boca de otro podría sonar falso, pero Gregory Peck dota de verdad cada sílaba de sus diálogos. 'Matar a un ruiseñor' no se entiende sin el actor, que ganó su único Oscar gracias a este personaje.
En familia
Una brújula que apunta a la fantasía
250 millones de dólares la convirtieron en la producción más cara de 2007. Escenarios fantásticos, criaturas imposibles y Nicole Kidman y Daniel Craig, flamante 007, en roles secundarios justificaron el exorbitante presupuesto de una cinta que jamás podría haberse rodado sin el éxito de 'El señor de los anillos'. Como aquélla, 'La brújula dorada' venía avalada por los estudios New Line y se basa en una saga literaria superventas: 'La materia oscura', del británico Philip Pullman.
A la manera de la Alicia de Lewis Carroll, nuestra guía por un periplo antológico hasta el Polo Norte es una niña de doce años conducida por una brújula que no esquiva los peligros. Sus aliados, animales de compañía que, en realidad, son almas humanas y reciben el nombre de 'daimonions'. Su enemigo, el Magisterio, una oscura organización que pretende hacerse con el control de la población. La eterna lucha entre el bien y el mal.
Osos con armadura y voz humana, un Londres victoriano que deja los paisajes de Harry Potter a la altura del betún y un sentido de lo macabro que estremecerá a niños y adultos son algunas de las bondades de un filme que fracasó en taquilla, pero que tiene en su equipo a mitos como Anne V. Coates, fallecida hace dos años, la montadora de 'Lawrence de Arabia' y 'El hombre elefante'.
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