Crítica de 'Amenaza en el aire' (2025): Piloto automático

'Amenaza en el aire' lo consigue con un producto tan eficaz como olvidable que usa armas del suspense, del espionaje, del cine de sicópatas violentos y hasta del de catástrofes aéreas. Casi todo el metraje de la película transcurre dentro de una avioneta que sobrevuela las montañas de Alaska con tres únicos personajes: una agente de policía, que custodia a un testigo protegido verborreico, y un piloto que pronto levanta sospechas.

Ella es Michelle Dockery, que ya sabemos que borda los papeles de mujer decidida y algo estirada, pero en el fondo vulnerable desde que hizo de Lady Mary Crawley en 'Downton Abbey'. El piloto es Mark Wahlberg, que acepta un papel antipático y desagradable en todos sus aspectos, mientras que al testigo protegido le pone cara el eterno secundario Topher Grace, moviéndose entre el patetismo y cierto humor.

Todos los personajes masculinos resultan pesados (incluso el piloto ligón que interviene por teléfono), pero no importa demasiado ante la continua avalancha de sospechas, giros, sobresaltos, peleas violentas... dentro de una avioneta que alguien deberá pilotar y aterrizar.

La palomitera película de Mel Gibson es maleja, pero entre la presencia de Michelle Dockery, cierta falta de pretensiones y la abundancia de tensión y entretenimiento, eso sí, de garrafón, los 96 minutos pasan rápido.