Llega a Venecia la cruel realidad de las maquiladoras mexicanas
El venezolano Lorenzo Vigas compite con 'La caja', un filme que profundiza en su tema favorito: la ausencia del padre y la necesidad de un líder que lo reemplace
kelly velásquez
Lunes, 6 de septiembre 2021, 22:48
El cine latinoamericano pisa fuerte en el Festival de Cine de Venecia con una poderosa denuncia contra el opaco mundo de las maquiladoras de México, ... fábricas donde se procesan o ensamblan productos a bajo coste, situadas en la región fronteriza con Estados Unidos, y que son auténticos centros de explotación laboral, principalmente de mujeres. El venezolano Lorenzo Vigas -el primer latinoamericano que se hizo con el León de Oro con su primera película, 'Desde allá' (2015)- firma 'La caja', que se presentó ayer en la sección oficial. Cuenta la historia de un chico de 13 años que recorre medio México para recuperar la caja con los restos de su padre hallados en una fosa común. El jovencísimo actor Hatzín Navarrete fue escogido para asumir el rol protagonista entre miles de estudiantes de Ciudad de México que optaban al papel.
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Producida, entre otros, por el cineasta mexicano Michel Franco, que compite igualmente en la sección oficial con 'Sundown', la segunda película de Vigas aborda a su manera el tema de la paternidad, o más bien de su ausencia, para hablar también de la identidad, de los desaparecidos en México, de la violencia contra las mujeres y de la explotación laboral.
Según cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda, al menos 20.939 mujeres y niñas están desaparecidas en México. «Yo cuento una historia de ficción. Pero se desarrolla en el norte del país, donde hay muchos tipos de maquiladoras, fábricas inhumanas, que son casi cárceles. En algunas hay trabajadores que nunca han salido, inclusive se nace dentro», asegura Vigas, que filmó entre 2019 y 2020 en al menos 10 localidades del estado de Chihuahua e incluso logró rodar imágenes reales en una de esas fábricas.
«Negociábamos o mejor avisábamos a los cárteles de que el filme no los perjudicaba», revela uno de los productores
A través de la mirada de un chaval que busca a su padre, el espectador va descubriendo entre inmensas llanuras y desiertos polvorientos, las mentiras, los horrores y los secretos que hay detrás de las maquiladoras. Vigas, que consiguió autorización de los cárteles de la zona para rodar, se acercó al máximo a la realidad de esa explotación. «Negociábamos o mejor avisábamos a los cárteles de que el filme no los perjudicaba», cuenta uno de los productores, Jorge Hernández.
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Se cierra un ciclo
El filme se desarrolla no muy lejos de la tristemente célebre Ciudad Juárez, hasta donde el personaje de Mario -interpretado por Hernán Mendoza- se traslada para contratar gente. «Mi personaje es sólo un eslabón en una cadena muy grande de corrupción, mafia, buscadores de trabajadores, que tratan de que la gente se incorpore a un sistema muy castigado. Es una de las realidades de México», explica Mendoza, quien tuvo que engordar 50 kilos para el papel.
Con la película, Vigas cierra un ciclo dedicado a la ausencia de la figura del padre, un fenómeno que, subraya, es muy común en toda América Latina. «El tema me ha interesado desde siempre. Venimos de un continente donde es muy común que los niños sean criados por sus madres y muchas veces los padres nunca están en casa. ¿Cuáles son las consecuencias de eso?», se pregunta.
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«No es casual que la gente se enamore de personajes como Hugo Chávez, Perón y tantos otros. A veces necesitas reemplazar esa figura paterna que nunca tuviste en casa y te aferras a alguien que reemplaza esa autoridad, esa voz de la experiencia que no tuviste», apunta el director venezolano Lorenzo Vigas.
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