Imagen de una de las manifestaciones de Gesto por la Paz en Bilbao incluida en el documental 'Gesto'.

Un Gesto contra el terror en Euskadi

Un documental que se estrena en el Festival de San Sebastián reivindica la dignidad moral de Gesto por la Paz y su contribución al final de ETA

Jueves, 15 de septiembre 2022, 00:44

Esta historia comienza y termina con una pancarta. En la primera pone «Pakea. ¿Por qué no la paz?»; en la última, «Lortu dugu» (lo hemos conseguido). Entre ambas transcurren 26 años que en Euskadi se vivieron en un clima de violencia, dolor y dignidad ética representada por un puñado de ciudadanos que se imaginaron la quimera de vivir en paz. Todo empezó el 26 de noviembre de 1985 a las siete y media de la tarde en la Plaza Circular de Bilbao. Unas doscientas personas del entorno del colegio de Escolapios, profesores, padres y alumnos, decidieron manifestarse tras los asesinatos cometidos por ETA el día anterior, en dos atentados, del cabo del Ejército Rafael Melchor García, el soldado José Manuel Ibarzabal Luque y el guardia civil Isidoro Díez Rató.

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Acordaron repetir las concentraciones siempre que ocurriera una muerte violenta en el País Vasco. Y como ese primer día ETA volvió a matar en Lasarte al guardia civil jubilado José Herrero Quílez, Gesto por la Paz cumplió con su rutina al día siguiente en el mismo lugar y a la misma hora. En 1985, ETA asesinó a 40 personas y los GAL a otras 9. Cada una de esas muertes fue respondida por vascos que sostenían un trozo de tela reclamando paz, siempre en silencio. Se atrevían a ocupar una calle que hasta entonces había sido de los violentos. Daban la cara en su pueblo, en su barrio, quedando estigmatizados en su vida cotidiana.

La deuda de gratitud de la sociedad vasca queda en parte saldada con un documental que este 17 de septiembre se estrena en el Festival de San Sebastián, que arranca un día antes. Dirigido por Xuban Intxausti, 'Gesto' repasa la historia de un movimiento social que contribuyó de manera crucial a deslegitimar la violencia en Euskadi y que reunió en su seno a gente de muy dispar procedencia. Algunos de ellos se han vuelto a juntar muchos años después en el cine Modelo de Zarautz para el rodaje del filme, que combina testimonios con un ingente material de archivo.

Vídeo. Tráiler de 'Gesto'.

'Gesto' es fruto de diez años de esfuerzo de la asociación 'Gogoan, por una memoria digna', que realizó una campaña de 'crowdfunding' para su financiación. La productora Humanistic, con la participación de EiTB y la ayuda del Instituto Gogora, Gobierno vasco, Gobierno de Navarra y el Memorial de las víctimas del terrorismo, recupera una época que en la textura de vídeo de las imágenes parece muy lejana, pero que en realidad está muy próxima. En pantalla desfilan los rostros de aquellos que dieron un paso adelante: Itziar Zubia, Isabel Urquijo, Imanol Zubero, Xabier Askasibar, Jesús Sánchez Maus, Txema Urkijo, María Guijarro, Patxi Elola, Javier Madrazo, Cristina Cuesta...

Contramanifestaciones

«Nuestro objetivo es que haya un reconocimiento a las personas que dieron la cara y sufrieron mucho por ello», remarca Xuban Intxausti, que lleva dos décadas dirigiendo documentales sobre derechos humanos. A lo largo de los 80 minutos de 'Gesto', que cuenta con música del ganador del Goya Fernando Velázquez, se insiste en el coraje de ciudadanos anónimos que se exponían a ver su rostro en una diana o a sufrir el boicot de su negocio. «El valor de aquello era el hecho de manifestarte delante de tus vecinos», recuerda en el filme Itziar Zubia. «El éxito era que la gente no fuera anónima y manifestase en su barrio ese compromiso», añade Xabier Askasibar. El nivel de agresividad de las contramanifestaciones por parte de la izquierda radical era incluso superior cuando el muerto era un asesinado por el GAL o un terrorista al que le había explotado un artefacto preparando un atentado.

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Un joven Imanol Zubero en un encierro en la sede de Gesto por la Paz en Bilbao en 1993 para pedir la libertad del empresario donostiarra Julio Iglesias Zamora.

«La gente que estuvo en Gesto le tiene muchísimo cariño a la organización, porque todavía recuerda qué les supuso implicarse políticamente», apunta el realizador. «Las contramanifestaciones fueron un acoso, porque había muchas plazas en Euskadi donde manifestarse. La izquierda abertzale identificaba como el enemigo a quienes estaban en las concentraciones de Gesto por la Paz, lo que era absolutamente injusto».

«Fueron un faro ético desde sus comienzos. Su goteo durante años diciendo que no se podía matar contribuyó al final de ETA»

xuban intxausti

Director de 'Gesto'

Poco a poco, en los años 90 aquellos cuatro valientes aferrados a una pancarta fueron sumando más y más participantes hasta desembocar en las cadenas humanas y las manifestaciones multitudinarias que reclamaban la liberación de empresarios vascos secuestrados por ETA: Julio Iglesias Zamora, José María Aldaya, Cosme Delclaux... Eran los tiempos en los que un pequeño lazo azul de tela y un imperdible pesaban toneladas. Atraían miradas de desprecio y la retirada del saludo. Gesto por la Paz condenaba cualquier forma de violencia y exigía el respeto a los derechos humanos, lo que también comprendía la denuncia de las torturas y de la dispersión de los presos de ETA. Un lazo negro que significaba 'paga y muere' es buena prueba del grado de abyección moral de aquellos años.

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El Premio a los Valores Humanos que este periódico concedió a Gesto en 1988 fue el primer galardón recibido por una asociación formada por voluntarios y merecedora en 1993 del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. «Fueron un faro ético desde sus comienzos», alaba Xuban Intxausti, que también apunta lo consecuente de una organización que, desaparecida ETA, se disolvió. En unas imágenes de archivo, una joven María Guijarro, hoy diputada del PSOE en el Congreso, resume el mensaje que esgrimían: «Quien ejerce la violencia no nos representa, son una minoría». Por fortuna, aquel País Vasco en el que un padre y un hijo podían llegar a gritarse expresiones de odio desde concentraciones opuestas ya solo pertenece al territorio de la ficción y de la crónica documental.

Concentración de Gesto por la Paz ante un museo Guggenheim todavía en obras.

«La primera rueda de prensa de Gesto contra la tortura es de 1990 y la primera reflexión sobre el acercamiento de presos de 1994», recuerda Xuban Intxausti, que pone como ejemplo que al independentismo catalán no se le pasa por la cabeza justificar la violencia. «En Gesto por la Paz fueron pioneros y acertaron. Su goteo durante años diciendo que no se podía matar contribuyó al final de ETA. Nadie duerme mal en Gesto, me he encontrado con gente alegre, sin rencor, pero necesitaban que alguien lo dijese».

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