Daniel Guzmán: El chico de barrio que se la juega en cada película
Popularísimo gracias a 'Aquí no hay quien viva', el actor y director de 'La deuda' prefiere dejarse el alma en un cine poblado por ancianos y perdedores: «No tiene sentido hacer películas como esta»
Daniel Guzmán (Madrid, 52 años) podría haber vivido tranquilamente como actor al calor del éxito de 'Aquí no hay quien viva', serie de culto para ... dos generaciones. Pero no. En 2015 ganó el Goya como director novel por 'A cambio de nada' (tiene otro por el corto 'Sueños'), que tardó diez años en sacar adelante. 'Canallas' le costó siete y 'La deuda' solo tres, aunque le ha supuesto tal esfuerzo que su autor baraja no volver a repetir.
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Criado en las calles de Aluche, boxeador y grafitero con el alias de Tifón antes de ser actor, Guzmán, que pasó por comisaría de adolescente, ambienta sus películas en barrios de Madrid que todavía patea y donde no puede pasar tan desapercibido como le gustaría. 'La deuda', ya en salas y segunda en taquilla, se rodó en 70 localizaciones, tres veces más de lo habitual. De Malasaña a los polígonos del extrarradio pasando por las calles traseras de la Gran Vía, donde se expulsa a los inquilinos más antiguos para montar pisos turísticos.
El protagonista, encarnado por el propio Guzmán, acompaña al médico a una mujer mayor que ha recibido una orden de desahucio. En una mala decisión, roba un desfibrilador para sacarse 300 euros. Con tan mala suerte que cuando poco después llega al centro sanitario un crío moribundo no tienen con qué reanimarlo.
Nuestro héroe se empeñará desde entonces en lograr el dinero para salvar la vivienda de la mujer que le crió y entrará en contacto con la madre del niño que murió (Itziar Ituño). En su odisea le ayudará un implacable capo del crimen al que vende su alma (Luis Tosar, que trabajó en las dos cintas anteriores del realizador) y una bondadosa enfermera (Susana Abaitua).
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Dicen que uno puede salir del barrio, pero el barrio no termina de salir de uno. Y eso se cumple con Dani Guzmán, que tuvo la idea para escribir el guion una de las tardes en las que acompañaba a su abuela a que recibiera oxígeno en el hospital. «Vi el desfibrilador y lo imaginé sin querer», reconoce. «Después vino el tema de los mayores y la gentrificación, un contexto social que está dando más que hablar que el thriller», apunta el actor.
El barrio, pues, nutre la filmografía del protagonista de 'Suerte' y 'Aunque tú no lo sepas'. «Yo intento no moralizar ni ser demagogo en mis películas. Siempre acabo haciendo temática social, puede que porque lo he vivido y lo tengo en mi identidad y mi imaginario», reflexiona un intérprete que se entrega en las entrevistas hasta el punto de la confesión y la emoción. Guzmán cuenta que ha hecho balance de todo lo que le ha pasado con la película desde que la presentó en el Festival de Málaga. Y ha llegado a una explicación en clave psicoanalítica. «Creo que elegí este tema porque no me gusta que me juzguen, tío. Ni yo juzgar a las personas. Por eso mi personaje comete decisiones muy reprobables. Hace daño, sufre la culpa y después busca la redención. Yo me he equivocado y me han juzgado para siempre, sin una segunda oportunidad».
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A Guzmán le impresionó un suceso ocurrido el pasado mes de junio en Torrejón de Ardoz, en el que un policía municipal fuera de servicio asfixió hasta la muerte al ladrón que acababa de robarle el móvil. «Me destrozó, me inundó de rabia e impotencia. ¡Por un móvil! Está todo tan polarizado que ahora mismo se ajusticia a la gente», lamenta. «Alguien comete un delito y no esperas al juicio, se le da una paliza entre todos. Por eso me gusta entender a la gente y sus circunstancias».
'La deuda' denuncia la desaparición de la vida de barrio en el centro de las grandes ciudades. La expulsión de los inquilinos para dar paso a los turistas y el fin del comercio de cercanía. «Es un modelo de ciudad que tiene diez o quince años y que ha llegado a una tensión insostenible», observa el madrileño. «La vivienda es un tema social, no puedes desarrollarte como individuo si el 80% de tu sueldo se va en el alquiler. Con el salario mínimo interprofesional no te puedes emancipar.Esta selva del neoliberalismo no tiene solución, salvo irte a los pueblos».
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«No tiene sentido hacer películas de 5 millones de euros como esta. Dejar todo, perder vida, no disfrutar de la familia y amigos, obsesionarme...»
Daniel Guzmán
Dani Guzmán se entrega hasta las últimas consecuencias cuando dirige. Después de convertir en actriz a su propia abuela en su ópera prima, 'A cambio de nada', en 'La deuda' encontró a la anciana protagonista haciendo castings por residencias. Charo García debutó delante de las cámaras a los 92 años y conquistó el Festival de Málaga con su andador por delante. Por desgracia, no pudo ver el estreno del filme al fallecer el pasado mayo.
En un inicio, Guzmán no tenía previsto protagonizar el filme, pero al adelantarse el rodaje por exigencias de financiación no le quedó más remedio que pluriemplearse. Productor, director y actor. Jugarse su propio patrimonio también entra dentro de su agotador oficio. «Hacer este tipo de cine es un milagro y que se vea, una lotería», razona el director, que cuando acude a coloquios se tira tres horas con los espectadores. «En 20 años he hecho tres películas. Dejar todo, perder vida, no disfrutar de mi familia y los amigos, obsesionarme... No tiene sentido hacer una película de 5 millones de euros como esta. No voy a recuperar nunca ese dinero y voy a tener una deuda emocional difícil de solventar».
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Guzmán reconoce que las plataformas han cambiado el modelo de la industria. «Hay 17 estrenos cada viernes y no hay manera de que tu película encuentre hueco ni tiempo para que funcione el boca oreja. De ciento y pico películas solo funcionan cuatro o cinco al año». Sí, como actor de comedia tras 'Aquí no hay quien viva' lo hubiera tenido más fácil.
«Era mi mejor momento profesional y lo dejé para contar mis historias. Te va a parecer un alimento muy absurdo, pero me compensa cuando veo a los espectadores riendo y llorando con mi película», concluye Dani Guzmán, que «escapa del cine» con un grupo punk con el que rinde tributo a La Polla Records. «Me quedo afónico a la segunda canción, pero doy espectáculo».
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