Crítica de 'La última película' (2021): La magia está en el aire

No sólo de Satyajit Ray ('Charulata. La esposa solitaria', 1967) vive el cine hindú más exportable, que ahora llega a nuestras pantallas con 'La última película', centrada en los avatares que rodean la vida de Samay, un niño de 9 años que vive con su familia en un pueblo remoto de la India. Cuando descubre películas por primera vez, quedará absolutamente hipnotizado. Así que, día tras día, regresará para ver más filmes haciéndose amigo del proyeccionista, quien, a cambio de llevarle merienda, le deja ver películas gratis. Así pues, un pequeño cine herido es el protagonista de esta nostálgica cinta iniciática, tan bonita de ver como de disfrutar.

De hecho, estamos ante un sincero tributo de admiración al cine de celuloide, hasta que Samay decide marchar a la gran ciudad para estudiar la luz: esa luz mágica que sirve para contar historias y para hacer películas. Los homenajes que el realizador dedica a David Lean, Stanley Kubrick, Ingmar Bergman o Andréi Tarkovski, configuran una historia capaz de encantar por igual a chicos y grandes. Un título, en fin, capaz de dibujar una sonrisa en el rostro del espectador. Así que desde la infancia, por el camino que traza Samay, camina mi amigo el poeta, el cineasta y el crítico. Qué extraño, sus pasos todavía resuenan en el polvo del camino.

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