Crítica de 'Titane' (2021): La caja de Pandora

En 'Titane' la realizadora Julia Ducournau filma una tragedia volcánica, tentacular, a partir de las andanzas de una asesina en serie, experta en fetichismo, dispuesta a transgredir la concepción tradicional de la identidad de género. Se trata de un ser escorado al mito de Pandora, la primera mujer, hecha por Hefesto por orden de Zeus, poseedora de una caja en la que están encerrados todos los males del mundo. Lo que da pie a una película destroyer, un desasosegante descenso a los infiernos de lo monstruoso, lanzando un alarido de violencia y de rabia, abordadas con una cámara enloquecida, empeñada en demostrar que el miedo hace a la gente peligrosa.

Porque 'Titane' es un canto bárbaro en el que Alexia se convierte en el símbolo de la rebeldía, en una auténtica princesa de los abismos, opuesta por completo al tono idealizado, repleto de clichés, propios de las princesas de Walt Disney. Una mujer que se atreve a salir de su zona de confort y superar sus cicatrices emocionales, tocando la noche con sus manos, escurriéndose la oscuridad entre sus caderas, sobándola como la piel de una oveja negra. Es evidente que es más fácil encontrar en la vida real la cobardía que la valentía. Por eso sorprende una película tan rompedora como 'Titane', convertida ya en un brutal corte de mangas a lo establecido.

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