Crítica de 'Sonic 2: La película' (2022): Cine sonajero

Celebrando la ocasión de estar de vuelta con sus mejores amigos de peripecias, el equipo de pasotas original regresa para otra ronda de situaciones hilarantes, tremendamente absurdas y, a menudo peligrosas, con la indispensable ayuda de un nuevo elenco de sujetos atrabiliarios. Así pues, Sonic el erizo, Tails de Echidna, Knukles, Dr. Robotnik (Jim Carrey) y muchos más colaboran en esta secuela. Se trata de un frustrado intento por repetir el bombazo taquillero de la primera entrega, trufado de acción, explosiones a manta y un humor blanco de regusto inequívocamente yanqui, destinado a camelar a los degustadores de esta clase de videojuegos.

Se trata, en suma, de una especie de cine sonajero, que no consigue evitar algunas ñoñerías, al tiempo que echa mano de la tecnología más avanzada a la hora de plasmar los dimes y diretes de los personajes que pululan por la gran pantalla. Es obvio que estamos en tiempos de marea alta por lo que respecta al cine digital, en detrimento del cine artesanal, vestigio poético de un arte perdido. 'Sonic 2: La película' se convierte así en un atropellado pasatiempo, donde no basta con la tecnología punta ni las buenas intenciones. Hacen falta humor del bueno, sentido común y originales ideas visuales. Con decirles que lo más divertido de la cinta son los créditos finales está dicho todo.

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