Crítica de 'Primavera en Beechwood' (2021): Amor prohibido

A veces, uno tiene la impresión de que todos los melodramas de época ingleses se parecen a la exitosa serie de televisión británica 'Retorno a Brideshead' (Julian Jerrold, 1981). Es el caso de 'Primavera en Beechwood', ambientada con todo lujo de detalles en 1924. Cuenta la historia de un aristocrático matrimonio inglés, propietario de una gran mansión, situada en el corazón del Reino Unido, que ha perdido a sus hijos en la Gran Guerra. Entre sus criados hay una joven huérfana, que es la que provoca un terremoto en el diario discurrir de sus estirados protagonistas, encarnados, como era de prever, por un bien conjuntado plantel estelar.

Una buena idea de guión, basada en la novela de Graham Switt 'El domingo de las madres', no le sirve a la engolada directora francesa Eva Husson para llevar a cabo una sólida puesta en escena, ya que se limita a poner el foco en decorados, vestuario y atrezzo, sin extraer todo su jugo actoral a los dimes y diretes de sus hipócritas personajes. Aquí no hay lucha de clases, hay tensiones sociales polarizadas en torno a desigualdades evidentes, desprovistas en todo caso de auténtico espíritu crítico. Lamentablemente, el posible interés de 'Primavera en Beechwood' nunca va más allá de lo que dura un globo de chicle: pegajoso, transparente y vacío.

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