Crítica de 'El pacto' (2021):

Desafío a la vejez

Karen Blixen fue una escritora danesa que escribió novelas románticas bajo el pseudónimo de Isak Dinesen, incluida 'Lejos de África'. En 'El pacto' se describe su lado más oscuro, centrado en la peculiar relación sentimental que mantuvo con el poeta Thorkild Bjørnvig, treinta años más joven que ella. Una discreta paleta cromática envuelve esta inusual historia de amor, protagonizada con la exquisita sensibilidad de la que siempre hizo gala una mujer de cuerpo entero dispuesta -tras sus tórridos amores al pie de las colinas de Ngong, en Kenia- a luchar contra la inminente vejez de forma inteligente, cuando asomaban a su faz sesenta y tres inviernos.

'El pacto' postula una filosofía del amor sin barreras y reclama al espectador exigente una participación más o menos activa. Hasta el punto de pedirle que se sitúe en circunstancias poco habituales para, desde una atalaya sin convenciones, ahistórica, exenta de la típica melancolía, poder observar con comprensión a la desconcertante especie humana.

Hoy en día parece que nos hemos abandonado al desamor, al hecho de vivir largas horas en el vacío, en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir, intrascendentes, sin huellas, ni sol, ni explosiones radiantes de claridad. En cambio, 'El pacto' aboga por el sentimiento amoroso y su desnudez consumada.

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