Crítica de 'Ojos de fuego' (2022): Llamas vengadoras

Una terrorífica novela del prolífico Stephen King vuelve a servir de base a 'Ojos de fuego', protagonizada por una niñita encantadora, rubia, de ojos azules, educada y cariñosa. Pero también es piroquinética. O sea, capaz de encender fuego a distancia... Si en 'Carrie' (Brian De Palma, 1976), también de Stephen King, lo que describía a base de un elaborado suspense era la angustia de una adolescente con poderes paranormales, tachada por todos de muy rara, aquí es una chiquilla muy complicada, a la que resulta difícil querer, comprender y educar. De tal manera, que la cinta incide asimismo en la vertiente emocional que supone la paternidad responsable.

El trazado del filme es superficial, conforme el argumento se desliza por los mismos derroteros que otros títulos del mismo estilo. Al tiempo, la adolescente protagonista provoca un evidente rechazo, plagiando sagas tan comercialmente exitosas como 'Halloween', 'Scream' o 'Viernes 13'. Y el inexperto director Keith Thomas, menos posmoderno que los responsables de las películas citadas, intenta resolver el absurdo tinglado con los ángulos más retorcidos, inundando lo que en el fondo es pura banalidad con groseros golpes de efecto, destinados a alborotar las plateas adolescentes de medio mundo. Como una araña desilusionada, tejiendo en medio de un gran vendaval.

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