Crítica de 'El rey de todo el mundo' (2021): Bailando en la oscuridad
Críticas de cine ·
Nueva cinta musical de Carlos Saura donde se retoma la rica tradición folclórica azteca, a través de un espectáculo coreográfico en el que se inserta una trama de ficción metida con calzador. En colaboración con el oscarizado camarógrafo italiano Vittorio Storaro, el autor de 'Carmen' (1983) mezcla sueño, realidad, fantasía y deseo, dentro de una historia que incluye el devenir histórico de la nación mexicana e incluso hace guiños al universo creativo de Luis Buñuel, pero no a su etapa mexicana, la mejor de su filmografía. En 'El rey de todo el mundo' hay danzas, hay máscaras y hay espejos, pero falta el canto más popular en la hermosa tierra de Octavio Paz.
Así que aquí uno echa de menos los lazos eternos capaces de unir a los enamorados presentes en tantas melodías clásicas, ya que los que se aman no tienen olvido, no tienen renuncias, no tienen adiós. Y en las destruidas alcobas de sus ausencias o en los pisoteados crepúsculos, pasiones sin freno renacen en los emotivos homenajes tributados por el cineasta a la mujer andaluza ('Flamenco', 1995), a la porteña ('Tango', 1998), a la lisboeta ('Fados', 2007) y a la aragonesa ('Jota', 2016), al transmitirnos su singular talento y su piel dulce y salobre, que respiramos y sorbemos en imágenes sin mácula. No ocurre lo mismo en este artificioso musical.
El rey de todo el mundo
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España. 2021. 95 m. Musical.
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Director: Carlos Saura.
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Intérpretes: Isaac Hernández, Greta Elizondo, Giovanna Reynaud.