Crítica de 'Luzzu' (2021): La barca con pescador

No es habitual que películas maltesas se estrenen en nuestras pantallas, como es el caso de 'Luzzu', protagonizada por un pescador que intenta sobrevivir a bordo de una vieja barca. Una embarcación que le sirve para ganarse el sustento, practicada por muchas generaciones de su familia, ahora a punto de desaparecer. Modesta pero digna 'ópera prima' del cineasta maltés, afincado en Estados Unidos, Alex Camilleri, que nos remite a indomables marineros de otras latitudes, hombres y mujeres de la mar, provenientes de puertos pesqueros tan emblemáticos como Arguineguín, Ayamonte, Barbate, Cambrils, Chipiona, Luanco, Santurtzi o Vigo.

Con homenajes al Luchino Visconti de 'La terra trema' (1947), 'Luzzu' describe los desvelos de un pescador bajo la amenaza del desempleo. El discurrir de su vida cotidiana se parece a las borrascas que le hacen sufrir en alta mar o a tres millas de la orilla desolada. Incluso, a veces, le entran ganas de llorar al ritmo de las olas, conforme su vida discurre por el filo de la navaja de una situación límite. A partir de ahí, es el latir de la vida lo que aquí llama la atención, en un relato bordado como una vela agitada por el viento de levante y gobernada por unos ojos que observan la línea del horizonte. Al fin, este humilde pescador comprenderá que debe abrazar la cambiante realidad.

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