Crítica de 'Licorice Pizza' (2021): Corazón con corazón

Los amantes del cine no deberían perderse esta bonita película de Paul Thomas Anderson (autor de 'Pozos de ambición', 2007), centrada en los avatares que rodean las vidas de dos adolescentes, encarnados de forma vibrante por Alana Haim y Cooper Hoffman, ambos en busca de su particular lugar en el mundo. A partir de ahí, 'Licorice Pizza' rinde tributo al cine estadounidense de los años 70, al que las nuevas generaciones deberían prestar la debida atención. Películas como 'El volar es para los pájaros' (Robert Altman, 1970), 'Verano del 42' (Robert Mulligan, 1971) o 'American Graffiti' (George Lucas, 1973) seguro que podrían resultarles interesantes.

'Licorice Pizza' incluye canciones de Nina Simone, Suzi Quatro o Johnny Guarnieri, a la hora de arropar a dos jóvenes estremecidos de ilusión y de ternura. Se trata de un amor desinteresado, sazonado con un cariño inalterable, que deja un agradable regusto a menta y canela, mientras tantos amoríos humanos no son más que espejismos. Alana Kane y Gary Valentine, en cambio, seguro que si pudieran elegir algo de todo lo vivido y el tiempo que lo ata, su milagroso encuentro les arrastraría allí en donde ser feliz es la natural razón de estar de sus vidas. Así que vamos a sugerir a los adolescentes que desplieguen sus alas y pongan el cielo a sus pies.

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